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Carlos Corradini ante el tercer eral de Guardiola (Foto. Arjona – Toromedia)

Carlos Crivell.– La noche del jueves tuvo un sabor agridulce para el buen aficionado, La ganadería de Guardiola lidió lo que parece que será su último lote en una plaza de toros. Salieron novillos en tipo Villamarta y algunos facilitaron la labor de los aspirantes. Buen concepto con capote y muleta del extremeño Carballo (con la espada debe aprender), maneras en Corradini y mal trago para el pileño Díaz Cruz

Plaza de toros de Sevilla. 1ª novillada de promoción. Más de media plaza. Seis erales de Herederos de Salvador Guardiola Fantoni, bien presentados y de juego variado. Nobles y con movilidad, tercero, quinto y sexto. En general, mansitos. El cuarto fue  más complicado. Destacó con capote y banderillas Fini.

Díaz Cruz, de azul marino y oro, media estocada delantera (silencio). En el cuarto, cuatro pinchazos, media atravesada, pinchazo y media delantera (silencio tras aviso).

Juan Carlos Carballo, de rosa y seda blanca, siete pinchazos y descabello (saludos tras aviso). En el quinto, pinchazo y estocada (dos orejas tras aviso).

Carlos Corradini, de coral y oro, pinchazo, estocada atravesada y descabello (vuelta tras aviso). En el sexto, pinchazo y estocada (una oreja).

La familia Guardiola lidió seis erales en  la plaza de toros de Sevilla y cerró una parte bonita de la historia de la ganadería brava. Guardiola ha escrito páginas gloriosas sobre el albero sevillano. Ya con el encaste de Villamarta, ya con el de Pedrajas, en  la memoria de los buenos aficionados quedaron fechas en las que esta ganadería demostró que era santo y seña de la bravura. En Sevilla, en los famosos lunes mal llamados de resaca, la cita era para ver a los toros de Guardiola, antes los de Villamarta, luego los de Pedrajas, para disfrutar con toros como aquel Topinero que cuajó Tomás Campuzano. Ayer se puesto un punto y aparte a esta toda esta historia. En El Toruño quedan algunas vacas. Esperemos que no sea un punto y final.

Era, por tanto, noche con nostalgia. Y por ello, el presidente de la corrida se mostró especialmente generoso. Esta generosidad le llevó a conceder trofeos que solo se explican por su deseo de que este final de Guardiola se sellara con un eral desorejado. Fue extraño que un presidente tan serio se dejara llevar por la euforia y premiara con dos orejas una faena rematada con un pinchazo antes de la estocada.

Jaime Guardiola puede estar contento. Por el albero sevillano se exhibieron los bragaos, meanos, girones, coleteros, calceteros y fajados típicos del encaste Villamarta. Algunos fueron mansos; en general se dejaron torear, sobre todos el tercero, quinto y sexto. Fue un adiós más que digno.

Destacó, otra vez, un novillero de Badajoz. Juan Carlos Carballo demostró actitud y aptitud en todo menos a la hora de irse tras la espada. Manejó bien  el capote a la verónica y en quites por gaoneras y chicuelinas. La faena al quinto fue meritoria, sobre todo por la forma de ligar el toreo al natural para fijar a un eral noble pero que siempre miró a las tablas. La ligazón y el temple fueron sus mejores armas. Los pases de pecho ligados fueron bellísimos. Con el primero de su lote, más descastado y que se paró pronto, Carballo fue de menos a más en una labor desigual. El gran problema llegó a la hora de la suerte suprema. Este novillero se tira sin ninguna técnica encima de los novillos y suele salir tropezado del encuentro. Salió indemne porque eran poco agresivos, pero así no se puede realizar esta suerte, que como todas tiene su proceso de aprendizaje. Le dieron dos orejas del quinto. La segunda fue  un regalo improcedente.

El sevillano Carlos Corradini rayó a una altura estimable. Lo mejor de su noche sevillana fue su actitud entregada y un estilo torero de buen corte. Debe mejorar la colocación ante las reses, lo mismo que también le conviene no dar tirones en la interpretación de los muletazos fundamentales. Pero tiene muy buen aire, estuvo con las ideas claras y la plaza le mostró su gratitud por esa frescura ante la cara de los de Guardiola. Su balance de vuelta y oreja es justo para resumir su actuación.

El novillero que abrió plaza, Díaz Cruz, de Pilas, no mostró ni actitud ni aptitud para un compromiso de esta entidad. Hay que ser cuidadosos a la hora de anunciar a los aspirantes en estos festejos. El de Pilas pasó un mal rato y nos lo hizo pasar a quienes lo veíamos desde el tendido.

Lo dicho, en la noche del jueves se puso fin a una historia bonita. De momento, Guardiola es historia.