Los novilleros de la tercera de promoción, Foto: Álvaro Pastor Torres

Carlos Crivell.- El tercer festejo de promoción fue el de la vuelta de las comidas y las bebidas a los tendidos, lo que fue decisivo para una entrada mejor que en las anteriores novilladas. Fue también un espectáculo más entretenido que deparó algunas sorpresas llamativas. El encierro de Lora Sangrán tuvo de todo, pero quedó la buena imagen de la nobleza del tercero y la calidad del quinto.
Álvaro Romero, de la Escuela Amate de Sevilla, contó con la presencia de un grupo de seguidores muy escandalosos, algo que seguro no le gustó ni al mismo novillero. Se enfrentó a un animal incómodo con el que se mostró algo acelerado sin conseguir templar las arrancadas descompuestas del eral.

De Madrid, Escuela de El Juli, llegó Adrián Centenera, que demostró que tiene el oficio bien aprendido ante un manso corretón pero que mostró bondad. Puso banderillas con facilidad. Centenera estuvo mejor en el toreo al natural es una labor de perfil algo plano, pero cuando lo mató a la primera hubo una petición de oreja en apariencia mayoritaria. No debió considerarlo así la presidenta que no otorgó el trofeo.

Emiliano Ortega es de México, aunque lleva algunos años en España. Realizó una faena desigual, con menos acoplamiento por la izquierda y mejores sensaciones en el toreo sobre la derecha. Fue una labor larga con intermitencias que finalizó con las inevitables manoletinas. Mató de una estocada y surgió de nuevo la petición, en apariencia similar a la anterior, pero que ahora sí fue atendida desde el palco. El fino ojo de la presidente debió tener claro que la petición era mayoritaria.

El valenciano Nek Romero sufrió distintas volteretas. En un quite al tercero ya le levantaron los pies del suelo. Su novillo fue el más chico y, además, era un inválido. Con las banderillas se mostró variado en un tercio brillante. El llamado Nek toreó en línea sin someter al eral de comienzo. La faena fue a más, sobre todo en una tanda de naturales al final que resultó templada. Cuando intentaba un circular fue arrollado de nuevo. Mató a la primera y paseó el anillo en la vuelta al ruedo.

La sorpresa de la noche la protagonizó Manuel Jesús Carrión, de la Escuela de La Algaba, que ciertamente tiene todavía mucho que aprender, pero que mostró unos conceptos muy personales en su forma de interpretar el toreo. No fue con la capa, que manejó mal, sino en una faena de muleta con tandas de muletazos de mano baja, figura erguida, trazo airoso, todo ello con ese dato comentado de que tiene personalidad. El novillo fue muy bueno, el mejor, pero Carrión no lo desaprovechó en una labor donde fueron de impacto los buenos pases de pecho que pusieron colofón a sus tandas. Remató con manoletinas y dejó un espadazo muy trasero que dio paso a una oreja sin ninguna discusión.

Cerró la noche Martín Morilla, muy nuevo, de Morón de la Frontera, que tropezó con un eral muy deslucido, mucho genio y embestidas desabridas, ante las que el chaval mostró en algunos momentos un concepto fino y estilista. Fue complicado hilvanar una faena brillante, su labor fue a más, aunque al final hubo un desarme. Con la espada estuvo muy mal.

El jurado designado para elegir la terna del próximo jueves en la final, conformado por los asesores del palco presidencial, designó a Emiliano Ortega, Manuel Jesús Carrión y El Exquisito como los que harán el paseíllo con una novillada de Sampedro. Solo objetar que han dejado fuera al que ha estado mejor en este ciclo, el novillero Tristán Barroso. Es una decisión poco comprensible.

Plaza de toros de Sevilla. 21 de julio de 2022. Tercera novillada de promoción sin picadores. Menos de media plaza. Seis erales de Lora Sangrán, bien presentados excepto el cuarto, de juego variado. Primero, brusco sin humillación; segundo, manso y noble; tercero, noble; cuarto, inválido a la defensiva; quinto, con clase y casta, y sexto, con genio y deslucido.
Álvaro Romero, de grana y oro. Pinchazo hondo (saludos).
Adrián Centenera, de negro y oro. Estocada corta tendida (vuelta al ruedo tras petición).
Emiliano Ortega, de marfil y oro. Estocada (una oreja).
Nek Romero, de azul y azabache. Estocada tendida (vuelta al ruedo tras aviso).
Manuel Jesús Carrión, de blanco y oro. Estocada muy trasera (una oreja).
Martín Morilla, de celeste y oro. Siete pinchazos y estocada (silencio tras aviso).
El novillero Nek Romero fue atendido en la enfermería de una “contusión y varetazo corrido en zona lumbar y cara interna del muslo derecho. Pronóstico: leve”. Emiliano Ortega brindó a Rafael Torres; Nek Romero brindó a El Cid, y Martín Morilla brindó a Emilio de Justo. Buenos pares de Felipe Peña al sexto.

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