Poco destacado en la novillada de Sevilla con novillos bravos y dos espadas sin acoplarse a los astados de Montealto. Ni Tendero ni Román Pérez estuvieron a la altura. Sí que brilló con reses complicadaas el joven portugués Joao Augusto Moura.  

Seis novillos de Montealto, bien presentados y de buen juego en general. Fue una novillada brava, con mención especial para el cuarto. Para los toreros, buenos el primero, segundo y cuarto El sexto, muy descastado, fue el de peor juego.

Fernando Tendero: media trasera y tendida (silencio) y estocada desprendida (saludos tras aviso). Román Pérez: dos pinchazos y media estocada (silencio tras aviso) y tres pinchazos y estocada tendida (silencio). Joao A. Moura: estocada perpendicular (saludos) y cuatro pinchazos, atravesada y cuatro descabellos (silencio)

Plaza de la Maestranza, más de media plaza. Saludaron en banderillas Pedro González y Félix Rodríguez.

Carlos Crivell / Sevilla

Ganaron los novillos de Montealto en Sevilla. No es una noticia grata que a jóvenes aspirantes a la gloria se le escapen astados tan potables. Pero es una de las constantes del momento. Entre los novilleros faltan muchachos con ganas de ser toreros de verdad.

El que abrió plaza fue de los buenos de Montealto. El manchego Fernando Tendero tuvo en sus manos la gran oportunidad. Pasará el tiempo y se acordará del primer astado que mató en la Maestranza. Tendero cometió el error de torear por fuera. El novillo tenía un gran pitón derecho, alguno de los muletazos tuvieron alguna enjundia, pero todo resultó muy insuficiente. Tardó mucho en citarlo por la izquierda, también un pitón bueno y se le escapó la ocasión que será difícil que vuelva.

Se llevó el mejor lote de la tarde. El cuarto fue un espectáculo en el tercio de varas. Es una delicia ver un novillo bravo. No fue completo porque se quedó cortó y fue gazapón, pero también era de triunfo.

Tendero se fue a portagayola y toreó con arrestos en lo más brillante de su presentación sevillana. En la muleta no acabó de corregir los defectos del astado, que fue noble aunque complicado para un chaval que está en sus primeros pasos.

Román Pérez toreó como triunfador de una novillada anterior. No ha refrendado nada esta ocasión. El segundo, primero de su lote, fue un novillo de acusada movilidad, pero el francés no se entendió nunca con el de Montealto. La faena fue larga y de escasa brillantez. Acabó desbordado por la movilidad, no siempre noble, del novillo.
Tampoco se lució con el quinto. Fue un toro por hechuras que derribó en la primera entrada. Este novillo planteó problemas. La forma de intentar resolverlos de Román no fue la mejor. Muchos tirones y a gran distancia del astado. La impresión que ha dejado este francés no ha sido favorable.

Debutaba el portugués Joao Augusto Moura, que casi se ha marchado inédito, aunque ha dejado una buena impresión. El tercero tenía pocas fuerzas. Tal vez podía haber sido devuelto a los corrales. Llegó a la muleta metiendo bien la cara en los dos primeros pases y quedándose muy parado en el tercero. Moura, sobrino del gran rejoneador, demostró firmeza y buen corte. Cuando el animal tuvo recorrido, el muletazo fue largo y limpio con un corte de torero profundo. La condición del animal le impidió rematar su labor y la faena fue una sucesión de intermitencias. A pesar de ello, el toreo de Moura fue bien recibido por la Maestranza, que ayer estaba ocupada por una nutrida representación de aficionados del país hermano.

Se le esperaba en el sexto, pero el novillo, grande y largo, fue el garbanzo más negro de la tarde. Salió muy corretón y fue imposible torearlo con el capote. En banderillas se paró y se cambió el tercio con tres garapullos sin motivo justificado. No se debe confundir la impericia de una cuadrilla con el peligro. El novillo esperó mucho, pero esos novillos se pueden banderillear. Mal estuvo la presidencia en este caso.

Moura tropezó con un astado que apenas se movió en la muleta. lo intentó pero era imposible ante tanta falta de casta. Tampoco estuvo muy afortunado con la espada.
El caso de Joao Augusto Moura es el de todos esos novilleros que tienen buenas condiciones pero necesitan torear porque, de momento, están muy verdes.

El último novillo le puso un mal final a una buena novillada que no fue aprovechada, sobre todo por los dos primeros espadas de la terna. Es una verdadera pena, pero esos astados tenían el futuro de ambos en sus embestidas.

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