Martín Núñez ratificó las buenas maneras ya demostradas en Sevilla. Toreó con gusto y mató de dos estocadas, lo que le valió dar una vuelta y cortar la única oreja de la tarde. Larios, precavido; Conchi Ríos, muy digna.

El Torreón/ Martín Núñez, Manuel Larios y Conchi Ríos

Plaza de toros de Sevilla, 30 de mayo. Novillada de abono. Media plaza. Buen tiempo. Seis novillos de El Torreón. Correctos de presencia, justos de raza y fuerzas y de juego variado. Destacaron el cuarto y el sexto por su mayor casta.

Martín Nuñez, de lila y oro, estocada (vuelta al ruedo). En el cuarto, estocada trasera (una oreja).
Manuel Larios, de perla y plata, estocada desprendida (saludos). En el quinto, pinchazo y estocada baja (silencio).
Conchi Ríos, de grana y azabache, estocada (palmas). En el sexto, estocada trasera y descabello (saludos).

Carlos Crivell.- Sevilla

La novillada de El Torreón no se pareció a las de años anteriores. En esta ocasión ha predominado la ausencia de casta, las pocas fuerzas y la sosería. Sólo el novillo cuarto desarrolló buenas cualidades en la muleta y aguató una faena completa de su lidiador. El resto, apagados y parados. Aún así, la novillada se dejó torear y no se quiso comer a nadie.

Martín Núñez fue el que salió mejor parado del festejo. Mantiene las condiciones que ya apuntó en el pasado. Tiene un buen concepto del toreo, dentro de una línea que podemos considerar como artista, su expresión es buena y sabe conectar con el tendido. Es natural que tenga defectos, porque su bagaje como novillero es muy coto. Sólo dos novilladas el año pasado y estreno en la Maestranza en el día de San Fernando.

El primero astado se fue apagando en su sosería durante la faena. El trazo de los pases de Martín Núñez fue correcto, aunque toreó algo despegado, algo que con su altura se aprecia demasiado. En una labor de intermitencias, el sevillano dibujó algunos pases muy bellos. La estocada le permitió dar una alegre vuelta al ruedo.

El cuarto fue bueno. Luis Martín pudo ahora enjaretar pases en tandas de hermoso trazo, con el novillo muy toreado y largos y hondos. Faltó de nuevo algo de ajuste y un poco de ligazón. Sin embargo, algunos naturales fueron de gran calidad. Como de nuevo mató en la primera entrada pudo por fin pasear una oreja que le supo a gloria. Sus seguidores apretaron mucho con sus pañuelos. Es bueno que los toreros tengan admiradores, pero hay que cuidar algunos detalles porque a veces se exceden en sus celebraciones. Las lágrimas mojaron sus mejillas en la vuelta al ruedo. Su toreo es bello; le falta el oficio. El problema es que para conseguirlo hay que torear con frecuencia. Esperamos que lo consiga.

Manuel Larios toreó bien con el capote a sus dos novillos. El que mató en primer lugar tenía nobleza sin celo. Larios dibujó pases sueltos de buen estilo, pero la faena supo a muy poco. El quinto fue un novillo que entre las pocas fuerzas y cierta descoordinación en los movimientos fue complicado para un joven que empieza. Larios estuvo demasiado precavido. El novillo podía no valer, pero un joven con su edad debe dejarse dar unas cuantas volteretas para demostrar algo de más ambición.

La novillera murciana Conchi Ríos tuvo una actuación digna. Lo único que pasa es que con la dignidad no se camina. Conchi quiso torear a la verónica bajando las manos y algunos lances tuvieron sabor añejo. Al parado tercero le hizo una faena con ganas. Quiere cargar la suerte en cada muletazo y bajó la mano las pocas veces que el novillo embistió a la franela. Se cayó en la cara del burel sin que ocurriera nada serio. El sexto apenas se picó y llegó muy entero a la muleta. Por ello, el novillo tuvo más movilidad. Conchi se esforzó en tandas algo movidas muy voluntariosas. Cuando el animal se atemperó, la novillera dejó muestras de que le gusta el toreo bueno, aunque casi nunca pudo rematar una tanda completa. Lo dicho, digna, aunque no sé si será suficiente.

Foto: Álvaro Pastor