Tarde gélida en Sevilla. Algunos novillos de Núñez del Cuvillo fueron buenos, como primero, segundo y sexto, pero no hubo trofeos. Se acercó Román en el segundo. Lama, con el lote menos bueno en conjunto, discreto. Buenos detalles de Juan Ortega.

Plaza de toros de Sevilla. 28 de abril de 2013. Más de media plaza. Frío y lluvia a ratos. Novillada de abono. Cinco novillos de Núñez del Cuvillo y uno, tercero, de Fuente Rey, en general, muy justos de presencia y de juego variado. Bueno, el 1ª; encastado y noble, el 2ª; de poco juego el 3ª; flojo el 4ª; soso el 5ª; noble y sin fuerzas, el 6º.

Juan Ortega, de rioja y oro, estocada baja (saludos). En el cuarto, estocada atravesada (palmas).
Román, de burdeos y oro, pinchazo, estocada caída y descabello (saludos). En el quinto, estocada trasera y tendida y descabello (silencio tras aviso).
Lama de Góngora, de celeste y oro, estocada (palmas). En el sexto, media estocada y diez descabellos (silencio tras aviso).

Carlos Crivell.- Sevilla

Foto: Álvaro Pastor Torres

Fue tanto el frío que hizo en la tarde del domingo que la plaza estuvo al borde de la congelación. Casi se congelaron los cuerpos y también las ideas de los toreros, que dispusieron de novillos para el triunfo y lo dejaron escapar.

Eran novilleros cuidados como se pudo apreciar por las cabezas de la novillada de Cuvillo. Todos presentaban unas cabezas cómodas, cornicortos, gachos o acapachados. No cabe mayor esmero para que los aspirantes a toreros se encontraran tranquilos. Mal asunto el de cuidar con tantos mimos a los novilleros. Algún día llegará en el que se tendrán que poder delante de un animal serio y no estarán acostumbrados.

El que más cerca tuvo el triunfo fue el valenciano Román, muy aficionado a las tafalleras, bernadinas y demás recursos sin torería. Román tiene temple. El jabonero segundo fue un gran novillo. Lo toreó con mando y largura por naturales en varias tandas de corte exquisito. De forma absurda fue cogido en dos ocasiones por perderle la cara a su oponente. Luego no acertó con la espada y se le escapó el triunfo. A un animal de tanta calidad hay que cortarle las orejas en Sevilla.

El quinto fue distinto. Lo recibió con dos faroles en el tercio. Este novillo embistió rebrincado y con el freno puesto. Román demostró su buen oficio al lograr tandas meritorias que no alcanzaron mucho eco por la sosería final del astado.

Otro novillo de calidad fue el burraco que abrió plaza. Juan Ortega manejó el capote con buen gusto. A la verónica, por delantales o por chicuelinas dejó constancia de que sabe torear. La faena al primero pecó de excesivos enganchones. El animal necesitaba mucho temple. Su labor estuvo llena de buenos detalles y otros pasajes más espesos. El cuarto, animal flojo y sin fuerzas, no dejó ninguna opción.

Lama de Góngora llevó mucha gente a la plaza. El quite por chicuelinas al segundo fue un primor. Se fue a portagayola en el tercero para luego lancear con emoción. Este novillo fue reservón y acabó parado. Lama porfió en una labor desigual. De nuevo dejó constancia de su estilo en el toreo de adorno, bien cambios de manos o trincherillas. Mató bien a este tercero.

El sexto fue un inválido que podía haberse ido a los corrales. Se mantuvo después de tres costaladas al hincar los pitones en el albero. Lama pido ahora lucirse en el toreo fundamental en una labor a media altura. Faltó la profundidad que la flojera del Cuvillo no permitía. Ahora se atascó con el descabello y su estela queda algo nublada. Dos novilladas, detalles sueltos pero no ha llegado el triunfo esperado. Por este motivo, también algunos salieron congelados, pero nada que ver con el frío soportado en una novillada abrileña.

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