Carlos Crivell.– Finalizó el ciclo de novilladas picada de abono y lo hizo en el mismo tono de mediocridad que han presidido casi todos estos festejos. A estas alturas, solo permanece el recuerdo del mexicano Fonseca como el valor más sólido que ha pasado por la plaza en estas novilladas. La que se celebró en el último día de junio puso de manifiesto los extraños caprichos que se han apoderado de la plaza sevillana. No se entiende muy bien por qué a Mario Navas no se le concedió la oreja del tercero, porque había petición sobrada. Más o menos, la petición fue similar a la de Curro Durán en el cuarto, que en esta ocasión sí fue otorgada por el palco. Decían algunos que Navas es de Valladolid y Durán de Utrera, pero me resisto a pensar que fuera el motivo de semejante disparidad.

Había quien hilaba más fino para recordar que a Navas no le había tocado la banda de música durante su faena, mientras que a Durán lo hizo cuando la faena estaba ya más que rematada. Este asunto vuelve a poner sobre la palestra el tema de la banda, que este año lleva una temporada marcada por la escasa fortuna, aunque hay quien dice que es por otros motivos que también me resisto a admitir. La realidad es que la banda está muy caprichosa, de forma que toca presta sin grandes motivos y se resiste en otros cuando hay faena para ello.

Entre los caprichos del palco y los de la banda, la novillada se resolvió con una oreja para Curro Durán en el cuarto y una vuelta para Navas en el tercero. En un análisis estricto, ninguna de las dos faenas era merecedora de trofeos. El palco cedió en el cuarto ante la presión de una plaza ya enfadada por su negativa anterior. Y es que estamos en lo de siempre: una cosa es lo que cada torero merezca y otra la atención a las peticiones. Y la primera oreja se debe conceder por petición de la mayoría, que en ambos novillos era parecida.

El otro tema llamativo de esta novillada fue la presentación de los utreros de Bellavista. Fue una novillada canija y desnutrida. Lo delató la tablilla, aunque no es bueno fijarse de ella. La realidad es que la presentación estuvo por debajo de los que se debe exigir en la plaza de Sevilla.

Dicho todo lo cual, es hora de proclamar que Curro Durán cumplió una de sus mejores tardes en la Maestranza. Por su trayectoria y capacidad demostrada, debe tomar antes que tarde la alternativa. La plaza de Utrera de su ciudad natal sería un buen escenario en septiembre para dar el salto a otro escalafón, porque lo de seguir como novillero ya es una temeridad casi imposible. Curro Durán demostró madurez y buen fondo en sus dos novillos. Con el geniudo y muy móvil primero, comenzó la faena con unos doblones de perfecta ejecución. El novillo fue exigente por su permanente movilidad, pero el utrerano acertó a templar con la derecha en las primeras tandas. Cuando el animal echó el freno el toreo no pudo ser ligado, pero tuvo contenido.

Con el cuarto hizo una faena larga debido a que la banda se arrancó cuando estaba dispuesto a irse por la espada. Comenzó con unos cambiados por la espalda. Ante un novillo repetidor con poca humillación dejó cuatro tandas estimables con la diestra, para luego pasar a un toreo de buen concepto sin posibilidades de ligazón. Así transcurría la faena cuando ya al final la banda comenzó a tocar, lo que obligó a Durán a proseguir con nuevos muletazos de buen corte. Su acierto con la espada le permitió cortar la oreja.

La sorpresa positiva de la noche fue Mario Navas, un perfecto desconocido por estos lares. La primera noticia es que sabe torear con el capote a la verónica. Más adelante dejó un quite por las insulsas tafalleras de siempre. Además de torear bien con el capote, Navas también tiene sentido del temple y se coloca bien en la cara de las reses. La faena al tercero fue larga e intermitente en cuanto a las gotas de calidad, pero allí quedaron algunos naturales de trazo soberbio, con especial nota para los que instrumentó a pies juntos al final. No hubo música por aquello comentado de los caprichos, pero cuando lo mató de media fulminante se pidió por mayoría una oreja que, por capricho, fue denegada. Se podrá alegar que el palco debió considerar que no había mayoría, pero la había de sobras. Con el mal novillo sexto, sin clase y sin entrega, solo puso andar voluntarioso. Se dejó enganchar mucho las telas y no hubo forma de lograr nada lucido.

Se esperaba con ilusión a Marcos Linares. Se llevó el lote malo. El segundo, de ínfima presentación, fue un novillo probón y a la defensiva. Anduvo con suficiencia, pero poco más. El quinto fue un manso que huyó de su sombra toda la noche. Se quedó inédito.

Plaza de toros de Sevilla, 30 de junio de 2022. Novillada con picadores de abono. Media plaza. Seis utreros de Buena vista, muy justos de presentación y juego variado. Primero, con movilidad y algo de genio; segundo, aplomado y reservón; tercero, noble, aunque justo de raza; cuarto, encastado sin humillación; quinto, manso huidizo, y sexto, sin entrega y escasa clase.
Curro Durán, de sangre de toro y oro. Estocada (saludos). En el cuarto, estocada (una oreja).
Marcos Linares, de rosa palo y oro. Estocada contraria (saludos). En el quinto, pinchazo y media estocada tendida (saludos).
Mario Navas, de verde botella y oro. Media estocada (vuelta al ruedo tras petición). En el sexto, estocada corta desprendida (saludos).
Saludó en las banderillas del sexto Roberto Blanco. Muy bien a caballo Alberto Sandoval en el tercero.

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