Daniel de la Fuente con la oreja. Foto: Álvaro Pastor Torres

Esta corrida no era la de un Corpus como siempre ha sido esta fecha. No era una corrida; era una novillada. No era bajo el calor tórrido de las siete y media; comenzó a las nueve y acabó a las once y media. No eran nombres de lujo; se trataba de tres chavales en trance de buscar el tren del triunfo. Un viejo aficionado me recordaba nombres de otros Corpus del pasado. Y hablaba de Manolo González, Curro Romero, Manolo Vázquez. Eran tiempos no muy lejanos. El presente es otra cosa.

La plaza registró una buena entrada: casi media plaza. Se notaban que los toreros tenían sus partidarios en el tendido. Muy pocos Silvera; algunos más Calerito, y muchísimos De la Fuente. No es un detalle menor, porque a la hora de pedir trofeos los amigos muestran su fuerza y consiguen milagros.

La novillada de Espartaco no fue buena. Abundó la mansedumbre y tampoco hubo excesiva calidad en las embestidas. De todas formas, algunos novillos, como segundo y tercero, se dejaron torear. Otra cosa es que los novilleros lograran lucirse.

Silvera pasó con mucha voluntad ante sus dos novillos. De la lidia del primero me gustaron los lances de salida, los ayudados de comienzo y poco más. Me pareció que fue un novillero con demasiadas precauciones. El cuarto, novillo sin fuerza y muy rebrincado, no le ayudó nada. Logró algún muletazo suelto en una labor sin relieve.

Calerito era el de más oficio de la terna. Su faena al segundo fue buena a ratos. Toreó muy templado, a veces ligó los muletazos en circular, algo no muy ortodoxo, pero que al menos denota la voluntad de dejarla colocada para enlazar los pases. Le acompañó la música en una labor de buen tono, aunque todo lo estropeó con el pésimo uso del estoque. Con el quinto, el novillo de mejor presencia, se fue a portagayola. Se dejó ver en un bonito cartucho de pescao y unos naturales con sabor. A partir de ahí, llegaron algunos enganchones con un novillo a menos hasta casi la nada. Toma la alternativa en septiembre. Debe mostrar mejor actitud en una tarde tan comprometida.

Daniel de la Fuente se llevó una oreja cogida con alfileres del tercero, sin ninguna duda apoyado en los seguidores que lo acompañaban. Lo mejor de esta faena fue su perseverancia en una labor insistente en la que hubo algunos muletazos muy lentos y templados en un conjunto desigual. Fue una faena larga en exceso, a la que la música acompañó cuando ya estaba para irse a por la espada. Fueron buenos algunos de pecho, excelentes de factura. La oreja, dicho queda, fue de poca fuerza. El sexto, un novillo feo con ganas, no le dejó rematar la noche. Derrotó por la derecha y fue irregular por la izquierda. Así acabó una novillada tediosa.

Plaza de toros de Sevilla, 16 de junio de 2022. Novillada de abono. Media plaza. Seis novillos de Espartaco, desiguales de presencia – el segundo muy chico – y de pobre juego por mansos y falta de casta. Primero, reservón y desclasado; segundo, noble con buen pitón derecho e informal por la izquierda; tercero, manso, aunque noble; cuarto, manso con pocas fuerzas; quinto, mansito, reservón y apagado, y sexto, sin clase y descompuesto.

Emilio Silvera, de verde y oro. Estocada y descabello (silencio). En el cuarto, pinchazo, media estocada y dos descabellos (silencio tras aviso).

Calerito, de verde y oro. Tres pinchazos, estocada y descabellos (saludos). En el quinto, estocada baja y delantera (saludos).

Daniel de la Fuente, de tabaco y oro. Estocada tendida (una oreja). En el sexto, media estocada tendida (silencio).

Se guardó un minuto de silencio en memoria de Roberto Espinosa. Destacó a caballo Manuel Jesús Ruiz Román. Daniel de la Fuente lució un capote de paseo de Antonio Bienvenida.

 

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