Sergio Flores fue el triunfador de la novillada de Sevilla. Es un mexicano valiente con la cabeza clara y muchas ganas de ser torero, como demostró al salir sin el permiso de los médico a matar al sexto, cuando antes había sido cogido por el quinto en un quite.

Plaza de Sevilla, 29 de mayo de 2011. Media plaza. Seis novillos de Herederos de Salvador Guardiola, bien presentados y de juego variado. Cumplieron en los caballos. Mejores el tercero y el cuarto. Peligroso, el quinto. Minuto de silencio por Luis Núñez y su hijo.Saludaron en banderillas José Casanovas, Vícror Pirri y Tito.
Martín Núñez, de carmesí y oro, pinchazo, perpendicular y descabello (silencio). En el cuarto, pinchazo, atravesada y dos descabellos (silencio tras aviso).
Miguel Giménez, de nazareno y azabache, estocada (silencio). En el quinto, estocada atravesada y tres descabellos (silencio tras aviso).
Sergio Flores, de blanco y oro, estocada (una oreja). En el sexto, cinco pinchazos y descabellos (saludos tras aviso). Fue asistido de una “contusión con varetazo corrido en zona pectoral, infraclavicular y cervical hasta rama mandibular derecha. Erosión en mucosa bucal y labio superior. Conmoción leve que recupera espontáneamente. En la exploración neurológica no se aprecia focalidad alguna, en principio se descartan lesiones óseas tanto de miembro superior como cervical, pendientes de confirmación con estudios complementarios. Se aconseja no continuar la lidia y estudios complementarios”. Pronóstico: Reservado.

Carlos Crivell.- Sevilla

La novillada fue dominada por el debutante mexicano Sergio Flores, que demostró que es un novillero con muchas ganas de ser torero, para lo cual pone a contribución de ello un valor seco y sereno. Tiene la base para ser torero: el valor. Así pudo lidiar al tercero, que acusó mansedumbre pero acabó por meter la cabeza en la muleta del chaval azteca.

Lo paró con capacidad con el capote y le planteó la faena en tercio con decisión y una llamativa firmeza de planta. Ante un torero tan agarrado al albero, el novillo de Guardiola no tuvo más remedio que embestir. Toreó más por el pitón izquierdo, aunque debió aguantar las miradas nada amistosas del burel. La tanda final con la diestra fue un hermoso colofón que tuvo el broche de un pase de pecho templado casi circular. Se fue detrás de la espada y la oreja tuvo justicia y fundamento.

La tarde tenía otras emociones con Flores como protagonista. En un quite por chicuelitas fue prendido y zarandeado de forma dramática. Conmocionado fue llevado a la enfermería. La impresión en el tendido fue tremenda. Para sorpresa de todos, Flores salió a torear el sexto bajo su responsabilidad, ya que los médicos se lo habían desaconsejado.

El saludo al citado sexto fue muy hermoso por verónicas rematas con un farol. El novillo tenía media arrancada y la primera parte de la faena hubo muletazos templados, pero el animal acabó por ponerle imposible la faena a Flores. Con un varetazo en la axila, pinchó cinco veces, pero dejó la huella de que quiere ser torero.

Martín Núñez toreó primero a un novillo sin clase. No tenía maldad, pero llevó la cara muy alta, de forma que los pases del sevillano carecieron de emoción. El cuarto embistió mejor. Ahora, Martín Núñez no encontró el acoplamiento, entre otras cosas porque el de Guardiola se paró mucho y el torero no encontró la distancia. Los pases de pecho fueron superiores.

El valenciano Miguel Giménez pechó con los astados más antipáticos de la novillada. El segundo quería cogerlo por el lado derecho y Giménez apenas pudo dar algunos muletazos sin quietud por la zurda. En el quinto, novillo malo, bastante hizo con matarlo sin que le echara mano. La estocada al primero de su lote fue de las buenas.

La tarde se llenó del valor de un joven de Tlaxcala que está claro que quiere ser torero. Tiene valor y las ideas claras.

Fotos: Álvaro Pastor Torres

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