Aguado_Sevilla 120415

Pablo Aguado en el tercero (Foto: Álvaro Pastor Torres)

Carlos Crivell.- Festejo decepcionante en Sevilla con reses mansas y descastadas y novilleros conformistas. El novillo bueno fue el primero y se fue con las orejas al desolladero.

Plaza de toros de Sevilla, 12 de abril de 2015. Más de media plaza. Novillos de Luis Algarra, bien presentados y de pobre juego, incluyendo el sobrero sexto. Todos fueron mansos y descastados y apenas destacó la nobleza del primero. Saludó en banderillas en el sexto Ángel Odero.

Miguel Ángel León, de verde hoja y oro, dos pinchazos y estocada (silencio). En el cuarto, pinchazo, estocada tendida y descabello (silencio).
José Ruiz Muñoz, de azul marino y oro, estocada (silencio). En el quinto, estocada contraria y atravesada y seis descabellos (silencio tras aviso).
Pablo Aguado, de carmesí y oro, tres pinchazos (silencio tras aviso). En el sexto, pinchazo hondo y catorce descabellos (silencio tras dos avisos).

Era una novillada de lujo sobre el papel, ya por los novillos de Algarra, ya por una terna de la que se esperaban buenas noticias. Al final del largo festejo no queda casi nada para el recuerdo. Es cierto que la novillada de Algarra resultó mansa y con poca raza, es verdad que a la muleta llegaron desarrollando sosería y falta de clase, pero ello no puede justificar la actitud de una terna que debió salir a buscar el triunfo sin esperar a que los de Algarra fueran boyantes y repetidores.

El mejor novillo de la tarde fue el que abrió plaza, algo milagroso porque una costalada violenta y un puyazo excesivo le quitaron vitalidad. Aún así el novillo embistió mucho con clase y duración. León aprovechó estas arrancadas para lucirse en dos tandas con la derecha muy recogidas y templadas. A partir de ahí todo fue perdiendo intensidad, como ocurrió con los naturales donde lo mejor resultó el remate de pecho. Dibujó un buen trincherazo y se podía esperar el trofeo si acierta con la espada, pero el de Gerena no se tiró de verdad y se le fue un novillo de triunfo.

Ya con el cuarto no puso levantar la tarde. El de Algarra fue intermitente, una veces parado y otras, gazapón, de forma que Miguel Ángel le echó voluntad para justificar su presencia, en algún momento ahogó al animal y de nuevo demostró que con la espada tiene una asignatura pendiente. Un quite por gaoneras al sexto fue un detalle de voluntad. Le pesará no haber podido cuajar al primero.

José Ruiz Muñoz dejó algunos lances sueltos en los dos de su lote en los que de nuevo nos acordamos de su distinguido pariente Curro Romero. El aire es muy parecido en la manera de instrumentar la verónica, así como esa forma de coger la capuchuela. El primero de su lote fue noble y soso. Dibujó una tanda con la derecha con empaque, hubo algunos detalles de torero, pero el animal se frenó y el chaval no pisó el acelerador.

Sorteó un novillo peligroso en quinto lugar. Se fue al pecho por el lado derecho y midió siempre sus embestidas. Ante este regalo Ruiz Muñoz dejó en evidencia que no está por la épica al quedar desarmado y huir al callejón sin poder saltar al mismo. El novillo no tenía un pase y abrevió.

Se esperaba mucho de Pablo Aguado. Dejó su huella en algunas verónicas con buen gusto en el tercero. Ese novillo fue como sus hermanos, de algo a nada, de forma que la faena comenzó con buen nivel con la diestra, aunque siempre con muy poco ajuste, y se perdió en pases sin ligar ante un animal sin casta y sin fuelle.

Lidió el sobrero sexto, que salió ante la flojera del titular, un novillo que también tuvo buenas arrancadas en los primeros compases. Aguado toreó algo mecánico y, nuevamente, muy desajustado. Es un detalle que debe corregir, porque la distancia entre toro y torero es abismal. Además tampoco logró templar al novillo. La faena se perdió en la noche sevillana sin poder ligar los pases ni conseguir la emoción que proporciona la entrega del diestro. Todo se le complicó con el descabello. Debe agradecerle al presidente que no se fuera vivo a los corrales. Antes de mandarle el segundo aviso pasaron casi seis minutos. No se entiende esta forma de proceder del palco. En fin, mala imagen de Pablo Aguado que puede y debe cambiar en su próxima novillada. Lo dicho, todos fueron suspendidos, los novillos, los toreros e incluso el presidente.

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