Carlos Crivell.- Pasados dos días de la guerra de comunicados de los apoderados de Roca Rey y Daniel Luque, los aficionados quedamos a la espera de la reunión entre ambos toreros como fórmula para desencallar el problema. Ya en este momento, queremos saber cuándo y dónde van a hablar y si se firmará la paz. Mirando hacia atrás se sacan algunas conclusiones claras. El primer comunicado de Roberto Domínguez fue inoportuno e improcedente, sobre todo si era cierto que ambos toreros se habían prometido una cita en breve. Y es un texto que perjudica a su torero, porque viene a admitir que no lo quiere en sus carteles. Le dice que toree otros días, porque hay muchos sitios en las ferias. Un disparate que deja en mal lugar al peruano.
El comunicado de Bautista también es inoportuno cuando estaban pendiente de encontrarse los protagonistas, aunque dice una verdad incuestionable: Si no hay veto, ¿por qué no torea Luque en Resurrección en Sevilla? No se sabe cuál será el final de esta pataleta que perjudica a ambos y al toreo en general. La gente los quiere ver justos en las plazas de responsabilidad con toros serios. Cualquier otra solución, lo de torear en plazas perdidas, es una pantomima. Y si es en un mano a mano en Sevilla o en Madrid, mucho mejor.
En todo este asusto de los vetos, a quien le han puesto en un compromiso es al empresario sevillano, que tendrá que explicar públicamente los esfuerzos que ha realizado por juntarlos el domingo de Pascua y si es cierto que Roca se negó a la inclusión de Luque en el cartel. Pero hay que insistir que estas cuestiones se resuelven en la plaza. Además, si torean juntos puede ser muy rentable para ambos. Confiemos que esa reunión se produzca y que nos cuenten la solución o el desencuentro definitivo.