Siguen los festejos de La Algaba con el ambiente de todos los años. En la jornada del viernes se vivieron algunos momentos de sustos con percances que necesitaron la atención del equipo médico. Triunfó el valenciano Román.
Plaza de Toros de La Algaba. Viernes, 18 de septiembre. Novillada sin picadores del XXXI ciclo de fomento de la cultura andaluza de jóvenes valores de la tauromaquia. Tres cuartos de plaza en tarde nublada y ventosa.
3 erales de Agustín Lunar, bien presentados, 1º y 2º peligrosos y 3º manejable pero bronco.
Eduardo Arroyo, resulto lesionado (mató su astado Juan A. “El Nieto” de tres pinchazos y cinco descabellos). Silencio
Juan A. “El Nieto” (tres pinchazos y media estocada). Silencio.
Román (estocada). Dos orejas y rabo
Álvaro Pastor Torres.- La Algaba
El tercer festejo del serial algabeño resultó muy accidentado pues los tres novilleros fueron volteados en repetidas ocasiones con desigual fortuna ya que el toledano Eduardo Arroyo tuvo que pasar por su propio pie a la enfermería durante la lidia del eral que abrió plaza. Los facultativos le apreciaron un fuerte golpe en la región lumbar, pendiente de examen radiológico, y le practicaron cinco puntos de sutura en la yema de un dedo.
La novillada estuvo marcada por la peligrosidad del ganado de Agustín Lunar, sobre todo el pitón izquierdo del primer astado y también el serio ensabanado que hizo segundo. Ante ello el joven castellano, que salió ya bastante afligido al ruedo, poco pudo hacer y resultó enganchado en varias ocasiones. Juan A. “El Nieto”, de Sevilla, también pasó momentos de apuro con su oponente y apenas logró esbozar algún muletazo suelto.
El triunfador del festejo fue el valenciano Román, muy decidido en todo momento, desde la larga cambiada con que recibió al castaño que cerró el festejo hasta la medida faena donde sobresalieron un par de tandas al natural. Como mató pronto y bien le otorgaron los máximos trofeos.
Nacido en Sevilla en el barrio del Arenal, en la calle Pastor y Landero, frente a la Maestranza. Aficionado a los toros desde su infancia gracias al ejemplo paterno, un viejo amante de la fiesta que vio torear a Guerrita. Abonado de la Real Maestranza desde pequeño. 