Limeno-torero - copiaLuis Carlos Peris.- Viernes de Feria de 1971, caseta de la Asociación de la Prensa, todo era fiesta en el acto de entrega de la Oreja de Oro del diario SEVILLA a Pepe Limeño. Tercera oreja áurea consecutiva que obtenía el sanluqueño, motivo por el que se instituyó el Rabo de Oro para la ocasión. Y en el turno de agradecimientos, Limeño sorprendió diciendo que era la última oreja de su vida porque no podía aguantar más injusticias. La tarde antes toreó con El Cordobés y Parada, se extrañó en la plaza de la diferencia de trapío entre sus toros y los del Benítez y dijo hasta aquí hemos llegado cuando supo que ni siquiera se había sorteado la corrida. Valiente ante el toro, Pepe Limeño fue un tío en la calle, siempre con su verdad por delante y con una bonhomía sin tacha. Fue un torerazo injustamente tratado por las empresas, Sevilla fue su plaza y el toreo le llora desde el viernes. DEP.

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