Fotos: Álvaro Pastor Torres

Álvaro Pastor Torres.- Las hojas doradas del castaño de Indias que hay junto a la puerta grande de la plaza de Villanueva del Arzobispo anuncian la llegada inapelable del otoño y con él la recta final de un ciclo taurino que pasado San Mateo enfila la cuesta abajo. Los novilleros han acumulado mucha experiencia vital y taurina durante la temporada, pero también miles de kilómetros por la piel de toro de la geografía española y muchas, muchas volteretas, golpes, varetazos y el que no arrastra una lesión en el hombro, es en la rodilla o en la cabeza. Y eso al final se nota.

La monumental plaza de Villanueva del Arzobispo, cuidada con esmero y a punto de revista, acogió una clase práctica con lo más granado del escalafón inferior, tres novilleros sevillanos que suman ya más de 65 festejos en esta temporada y ocupan por méritos propios los primeros lugares de su escalafón; tres novilleros que volverán a verse las caras en Morón de la Frontera al mediodía de la fiesta del Pilar en un cartel que ha generado mucha expectación.

Mariscal Ruiz mostró ya sus credenciales en el que abrió plaza: temple y mucha quietud, lo que le costó una seria voltereta de la que salió medio conmocionado. El mal uso del descabello enfrió los ánimos del respetable. El novillero dinástico salió espoleado en su segundo por las actuaciones de sus compañeros y desplegó toda su artillería en los tres tercios. Clavó un arriesgado para al quiebro por los adentros, brindó la faena a Zulueta -con el que ha compartido tantas tardes esta temporada – y se ajustó mucho con la franela tanto de rodillas como en pie ante un manso que huía a la menor oportunidad. Dos orejas inapelables.

Martín Morilla manejó bien el capote en su primero y conectó a ratos con los tendidos gracias a su peculiar forma de entender el toreo en una faena intermitente con momentos muy lucidos. Una fea voltereta le abrió una brecha en la frente por lo que tras pasear un trofeo entró en la enfermería de donde no salió hasta arrastrado el 4º y con un aparatoso vendaje en la cabeza. Aprovechó muy bien por ambos pitones al encastado y repetidor 5º. Faena inteligente a un novillo con carbón ante el que había que estar muy diligente. El fallo a espadas redujo el premio a una oreja.

Javier Zulueta sigue demostrando una progresión imparable; ayer era su 27º paseíllo de este año. Supo resolver bien las complicaciones de sus dos novillos. Cuajó una interesante faena al 3º, en especial por la diestra ya que el pitón izquierdo era casi imposible. En todo momento fue abriendo caminos y modelando las embestidas del animal con su concepto preciosista y sus formas impecables. También estuvo por encima del distraído animal que cerró plaza y logró cincelar algunas tandas muy estimables con algunos pases de cartel, marca de la casa. Se atrancó con la espada más de lo necesario.

Plaza de toros de Villanueva del Arzobispo (Jaén). Sábado 23 de septiembre de 2023. Novillada sin picadores en clase práctica organizada por la Escuela Taurina de Úbeda. Festejo transmitido en directo por Canal Sur Tv. Más de media entrada (unas 3.500 personas) en agradable tarde otoñal que terminó un punto fresca al caer la noche. Dos horas y treinta y cinco minutos de función. Buenas bregas de El Ruso y Vicente Ruiz. Martín Morilla fue atendido en la enfermería de una herida en la frente. Al finalizar el festejo los tres actuantes salieron en hombros.

3 erales de El Cotillo, correctamente presentados (1º noble y muy flojo, 5º encastado y repetidor -premiado con la vuelta al ruedo- y 6º distraído) y otros tres de Los Ronceles, con trapío (2º noblote y soso, 3º con un pitón izquierdo casi imposible y 4º manso).

Mariscal Ruiz (Escuela Municipal de Tauromaquia de Camas), de obispo y oro: saludos tras aviso y dos orejas
Martín Morilla (Escuela Taurina de Arles), de celeste y oro: oreja y oreja tras aviso
Javier Zulueta (Escuela de Tauromaquia de Sevilla), de purísima y oro: dos orejas y petición tras dos avisos