Peris2Luis Carlos Peris.- Pasó ya ese tsunami que cada año llega al toreo en el esportón de José Tomás. Ni la competencia del Mundial de fútbol ni nada de nada, que el tirón popular del asceta madrileño no parece que tenga fijada su fecha de caducidad. Como es norma, plazas sin exigencias y toros cortados a la medida y como por encargo, pero sólo quien tiene el duro puede cambiarlo y ahí no cabe la menor duda de quién es su dueño, el del duro. Granada y León han sido los puntos elegidos para mostrarse en público, plazas que no son puertos puntuables en el circuito y lugares donde casi te dan la primera oreja por el mero hecho de hacer el paseíllo. Es la historia de cada temporada, por lo que no cabe insistir en ella para pararnos en un hecho incontrovertible, el de que, visto lo visto, qué extraordinario sería para revitalizar la Fiesta que a este dios laico le diera el aire con más frecuencia.

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