Misa-LimeñoLuis Carlos Peris.- Situación insólita. Nadie recordaba un acto así en un sitio como ese. Hacía frío y una considerable corriente hacía que la sensación térmica fuese menos agradable, pero la inédita situación estaba rompiendo en muy recordable. Estábamos en el patio de caballos de la plaza de toros y en él se habían cambiado los miedos por el recogimiento en memoria de un gran torero y hombre cabal. Era una misa por el alma de Pepe Limeño, que se fue hace unas semanas, justamente cuando los villancicos ya sonaban en su sanluqueña Plaza del Cabildo. Nadie recordaba una misa en el patio de caballos y lo cierto es que vivimos un acto muy emotivo con los arcos de la Maestranza de fondo como singularísimo retablo. Y la palabra de Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp lustrando la figura de Pepe y encogiéndole los adentros a cuantos vivíamos tan insólito y hermoso memorial.

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