Morante_México2016_AlcinaLuis Carlos Peris.- Afortunadamente, el vídeo ha logrado que una obra de arte quede indeleble y perenne sin que haya que ir al baúl de la memoria para rememorarla. Vestido de azabache, como Curro o Paula, Morante desgranó el domingo en la México una lección de torería que nos transportó a un nirvana impensable. En un tiempo tan despersonalizado y en el que la vulgaridad campa a sus anchas hay que agradecerle al orfebre cigarrero que prodigue disertaciones como la que recitó en el colosal embudo de Insurgentes. Lo vimos en directo y lo repasamos cada vez que abrimos el ordenador en un vídeo para la historia y así encontrar en cada visionado un registro nuevo, un detalle que se nos había escapado en ese tobogán de arte tan macizo. Ves a Morante en su diálogo con Peregrino y te topas en una pieza con José, Juan, Chicuelo, Pepín, Pepeluis, Curro, Paula… qué sé yo.

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