Carlos Crivell.– La cita obligada era en Valverde del Camino al reclamo de nombres que apuntan a un futuro inmediato lleno de esperanza. Que en nombres como Manuel Román ya son el comentario mantenido de los aficionados, que vislumbran en este fino y menudo cordobés un torero con proyección a lo más alto. Valverde es una ciudad industrial y próspera, que tiene mis mejores recuerdos por su cercanía a la aldea de El Pozuelo, donde pasé los primeros veranos de mi vida. Es el recuerdo paterno magistral, y es también la memoria de un aficionado de los de verdad, de esos que ya apenas quedan como Paco Bolaños. Valverde es también la plaza donde viví momentos desagradables por el comportamiento en cierta tarde de toros de un sector del público, lo que me causó más de un contratiempo porque conté lo que tristemente pude presenciar en su hermoso coso taurino. Era, por tanto, como un viaje al pasado para sentir cómo se presenta el futuro. Era un viaje para olvidar antiguos contratiempos.

La novillada formaba parte del Circuito de Novilladas de Andalucía, En el cartel entró el sevillano Diego Bastos a última hora para sustituir a Manuel Osuna. La entrada fue bastante buena, sobre todo si se tiene en cuenta que este ciclo tiene una promoción no excesivamente afortunada. Pero cuando hay interés, el aficionado se moviliza, de forma que en los tendidos de Valverde tomaron asiento ilustres seguidores de la tramoya taurina.

Se lidió una novillada de Apolinar Soriano, dos de ínfima presentación -primero y segundo- y otros cuatro más rematados. Los mejores fueron el cuarto y el quinto, de arrancadas nobles y templadas. Entiendo que al gremio de los picadores no les guste que se recuerde que para picar estos novillos no hacen falta seis picadores. Es un problema que hay que atajar con valentía en los próximos reglamentos.

Decía que el reclamo era Manuel Román, que ya cuenta con una buena legión de seguidores. Con el microscopio colocado, es preciso dejar constancia de que tiene un hermoso concepto torero, sabe moverse con elegancia y empaque fuera y en la cara del toro, y posee ese don tan misterioso y valioso de la capacidad para conectar con el tendido. Pero el camino es largo, son muchas las cosas que hay que pulir ahora para que no se conviertan en problemas irresolubles en el futuro. Su manejo del capote es vistoso, pero suele retrasar la pierna de entrada para cargar la suerte. Lo hacen todos, es verdad, pero no lo hacen los que han sido grandes con el capote.

La proporciona solemnidad a sus formas, se mueve con un cierto envaramiento que resulta sugestivo, siente lo que hace y lo traslada a quien lo presencia. Y se adivina una clara inteligencia para solucionar problemas. El primero de su lote fue incómodo y resolvió la papeleta en una faena muy compuesta, en la que su torero con la derecha fue altamente expresivo. Con el sexto, otro novillo nada fácil, anduvo sereno, solvente, aunque con muchos enganchones y desarmes a destiempo. Algunos sintieron en Valverde una ligera decepción con Román, pero mi opinión es que tiene concepto, es un torero con personalidad, pero que es muy tierno y hay que dejar que pase el tiempo.

La mejor faena de la tarde llevó la firma del sevillano Diego Bastos al cuarto, Su labor por ambos pitones fue maciza, templada y ligada. Lo merecía su buen oponente. Esa faena no tuvo la firma de la espada, porque la tarde de Bastos con los aceros fue muy mala, como ya quedó de manifiesto en el que escuálido novillo que abrió la tarde.

El portuense Víctor Barroso mostró su buen oficio. Toreó con seguridad a ambos novillos, aunque a su estilo le falta algo de sello personal. Pero maneja el capote y la muleta con decisión. Con la espada se atascó, sobre todo en el quinto.

Manuel Román se fue a hombros por su acierto con la espada en el tercero. Le pudieron acompañar tanto Bastos como Barroso, que no acertaron en la suerte suprema. A la vuelta de Valverde, el cronista se sintió reconfortado porque había presenciado el comienzo de tres carreras prometedoras. El encanto de las novilladas en los pueblos es de un sabor taurino sin parangón. Había motivos para llegar hasta el pueblo onubense, no solo ya personales, sino también por lo que significa una novillada con picadores con tres esperanzas muy firmes para el futuro.

Plaza de toros de Valverde del Camino. 18 de marzo de 2023. Tres cuartos de plaza. Segunda novillada del Circuito de Novilladas de Andalucía. Novillos de Apolinar Soriano, primero y segundo dos becerros mal presentados, de juego desigual, con mejor nota para los lidiados como cuarto y quinto. Minuto de silencio por Paco Bolaños y Daniel Ruiz.

Diego Bastos, saludos y vuelta al ruedo.

Víctor Barroso, una oreja y vuelta tras aviso.

Manuel Román, dos orejas y saludos tras aviso.

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