BarcelóLuis Carlos Peris.- Estaba escrito. El buenismo imperante no podía admitir que el premio taurino Ciudad de Sevilla fuese a parar a manos de un torero. Esa hipocresía que se ha instalado en nuestra sociedad con ánimo de quedarse no podía molestar a unos socios que permiten la permanencia en el poder compensando con su apoyo el que no tuvieron en las urnas. No tengo nada contra Miguel Barceló, pero me parece una broma de malísimo gusto que en la tierra de José y de Juan, el premio taurino no recaiga en uno de los muchos taurinos que nacieron a la sombra de la Giralda. Tras Pepe Luis y Romero son muchos los que, vestidos de luces, llevaron el nombre de Sevilla por el mundo. Pero, al parecer, lo políticamente correcto ha impedido que, por ejemplo, el hombre que hizo un esfuerzo para salvar la Feria pasada vea cómo en su tierra se mira hacia otro lado, no vaya a ser que…

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