Luis Carlos Peris.- Con dos cartelazos se ha podido constatar que el toreo sigue teniendo tirón en esta Sevilla que siempre recibió la catalogación de cuna del toreo. La corrida en Sevilla, como la lluvia, es una maravilla y eso lo viví una vez más escuchando Suspiros de España mientras Josemari Manzanares bordaba el toreo en el bastidor del Baratillo. Tras un largo tiempo cerrado, el primer templo a Tauro escenificó dos rituales de especial singularidad con el borrón inadmisible de la corrida que mandó un personaje que se ha erigido en funesto para el toreo. Esperando que, a pesar de lo que manda, no venga más como ganadero, la Feria de San Miguel deja para el recuerdo un ramillete de detalles como sólo pueden darse en Sevilla. La valentía inteligente de Roca Rey, el sabor a cuentagotas de Morante, el reencuentro con Manzanares y de remate Suspiros de España, para qué más.

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