Juan Manuel Pérez Alarcón.– Con casi lleno en los tendidos, se lidió ayer un encierro bien presentado de los Herederos de Don Eduardo Miura, que tuvieron emoción en los primeros tercios, que tuvieron ese «cuello largo», que predomina en este encaste, con los peligros que conlleva la raza y encaste, y quwe tuvieron un juego semejante en toda la lidia. Todos los toros llegaron en la muleta faltos de empuje o motor, y con cierta pizca de soseria en su embestida. Pero una corrida que no fue mala, con muchos matices, pero donde la gente no se aburrió. Eso ya es muy importante.
Eduardo Dávila Miura – que reaparecía para la ocasión – tuvo un primer toro avacado de presencia típico de la casa, anduvo fresco de ideas y de planteamiento ante un animal que no le dio opciones. Faena de oficio y conocimiento sobre los terrenos del animal, en la que Dávila tuvo que aguantar miradas y parones con un toro a la defensiva. Tras fallar a espadas fue obligado a saludar desde el tercio.
De forma suave, alegre y campera recibió con el capote al cuarto. Buena lidia a cargo de Javier Ambel que cuajó una brega extraordinaria. En la muleta el toro tomaba mejor la zocata que la diestra en la que Dávila se acopló con menor intensidad tras un buen comienzo con la misma. Después desarrolló una faena de oficio y técnica, donde la ejecución y desarrolló de una estocada, con una muerte del toro fulminante, tras una petición muy justa, le valió una oreja muy de Sevilla. Su vuelta a los ruedos y su gesta con los toros de la casa tiene esa feliz recompensa. No era fácil su vuelta a los ruedos, pero no se le notó la inactividad de estos años y ayer se rumoreaba en los tendidos que su presencia este año en algún otro festejo puede ser una realidad.
Manuel Escribano recibió de rodillas al primero de su lote y después lanceo a la verónica de forma suave para rematarlo con una media. Buen toro para el caballo y excelente tercio a cargo de José Manuel Quinta. En el tercio de banderillas,Escribano paso el trámite donde la emoción la puso tras la salida del tercer par al intentar parar al toro. Toro que brindó al público porque en los primeros tercios demostró bondad y transmisión. Dichas cualidades fueron desapareciendo a lo largo de la faena y la sosería y peligro entraron en juego.
Con el quinto vimos a un torero más pausado y relajado, y queriendo hacer las cosas mas templadas. Se fue a portagayola para luego veroniquear de forma templada a un toro que se dejó pegar en el caballo. Tercio de banderillas vibrante. En el último tercio faena relajada por ambos pitones y con la planta muy asentada en la arena. Faena de mérito y valor. Sonó la música tras una serie al natural en la que tuvo emoción y firmeza a pesar de la carencia de motor del toro y la sosería de su embestida. Tras una estocada caída le fue concedida una justa oreja, con una intensa petición de la segunda, a lo que con con buen criterio el usía no estimo otorgarla. Con una oreja, suficiente.
Iván Fandiño sorteó un primer toro que desarrollo en los primeros tercios mucha sosería y que tono tres varas más motivada por la decisión de Fandiño que por la bravura demostrada. En la muleta se orientó pronto, pero antes el vizcaíno pudo sacarle dos tandas con la derecha que tuvieron firmeza. Una faena que no llegó a romper por las condiciones del toro.
Con el último de la tarde lo recibió de rodillas para lancearlo con criterio a la Verónica. Otro buen tercio en varas con un toro que tuvo fijeza y bondad en en caballo. En la muleta un marmolillo que desarrolló peligro y donde Fandiño no estuvo a gusto. Su cara reflejaba el descontento del torero, en un arranque de temporada complicada, y una feria en la que se va de vacío.