Belmonte_camperoLuis Carlos Peris.- Hablábamos ayer de la fiebre de pregones taurinos que reina y hoy no tengo más remedio que confesar que me emocioné profundamente con el que se anunció como tal en la Peña Don Cecilio de Triana y que derivó a una declaración a corazón abierto de Juan Antonio Espartaco sobre sus vivencias del pasado domingo. Por su forma de contar las cosas y por el sitio donde se celebraba, siempre con la sombra de Juan Belmonte revoloteando sobre el corazón del Zurraque, aquello resultó de un gran calado emotivo. Hizo un recorrido delicioso por su vida, explicó cómo con su brindis a Curro quiso dedicarle la muerte del toro a todo el toreo y desveló que no piensa celebrar nada hasta que se arrastre el último miura. Hizo especial énfasis en el deseo de triunfo para su amigo Eduardo Dávila y no salió a hombros porque los allí presentes no estamos ya para eso.

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