Paco Ureña. Foto : Rocío de la Oliva Martos

Rocío de la Oliva Martos.- Tarde húmeda en Alicante. Encierro de Luis Algarra para Francisco José Palazón, que reaparecía después de dos años de lucha contra un cáncer, Paco Ureña y Román. Media plaza tras el lapsus desde el domingo, con mucho cemento en los tendidos de sol y buen ambiente en los de sombra. Al término del paseíllo, Palazón fue sacado al tercio para saludar una cariñosa ovación.

Francisco José, o “Paco” como le llaman sus queridos vecinos alicantinos, anduvo falto de confianza durante toda la lidia, a pesar de todo, la plaza estaba con él y arrancó una oreja, la primera de la tarde, tras una estocada que fue expulsada a la mitad. En el segundo poco pudo hacer, pese al calor con el que le arroparon los tendidos, incluso la banda de música. Pinchazo, estocada y saluda gran ovación desde el tercio.

Salió Ureña, con esa pureza y raza que lo caracteriza hasta en las marcas de su cara. Brindó, como no podía ser de otra manera, al director de lidia. Desde el principio de faena quiso y pudo por el pitón izquierdo, sorprende seguridad que arrastra el murciano. Muletazos hondos y de larguísimo recorrido, acompañando con la suerte cargada. Estocada y oreja con petición de segunda.
En su segundo recibió con verónicas igual de hondas que sus muletazos, torería a raudales igual que su terno, el más torero del mundo; grana y oro. Sin embargo se vino abajo y aún con la música sonando la gente solo tenía esperanzas en el último. Ureña se llevó una ovación.

El valenciano y más joven de la terna, Román, que por cierto da gusto verle la cara siempre con esa sonrisa que anima a continuar con la Fiesta, no se quería quedar atrás. Con el terno plomo y oro que estrenó en Sevilla, se le vino el toro encima cuando iba a brindar a Palazón, con montera en mano echó rodilla en tierra y el público se vino arriba. Terminó su brindis y lleno de valentía se lo pasó bien cerca durante toda la faena. Finalizó al igual que empezó, de rodillas y con pases casi imposible, tragando quina. Lástima de la espada y sobre todo del tercero, “El Sirio”, que dio innumerables puntillazos hasta llegar a levantar al toro en tres ocasiones. Saludó desde el tercio.

En el que cerraba plaza bien se jugó la cornada, se lo pasó muy cerca, sobre todo por el pitón izquierdo por el cual no humillaba nada y por tanto rozando la taleguilla a la altura de la cintura. No consiguió arrancar mucho, solo quitar la respiración al respetable. Aplausos.

Plaza de toros de Alicante. 1ª de Feria. Casi media plaza. Toros de Luis Algarra, desiguales de presencia y de juego deslucido en general.

Francisco José Palazón, de celeste y oro, oreja y ovación. Fue sacado a saludar tras el paseíllo.

Paco Ureña, de grana y oro, oreja y saludos.

Román, de gris plomo y oro, ovación y aplausos.

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