Complicada novillada del Marqués de Domecq para una terna algo inexperta en la novillada de Almería. Juan Ortega cortó una oreja al final por la emoción de una cornada y una estocada buena.

Plaza de Almería, 2ª de Feria. Un tercio de plaza. Seis novillos de Ganadería Marqués de Domecq, el segundo lidiado como sobrero por otro devuelto por cojo, bien presentados y de juego variado. En general justos de fuerzas y complicados. Noble, el primero. Difíciles tercero, cuarto y quinto.
Víctor Barrio, azul marino y oro, estocada baja (vuelta al ruedo). En el cuarto, cinco pinchazos y estocada caída (silencio tras aviso).
David Galván tabaco y oro, dos pinchazos y estocada trasera (saludos). En el quinto, tres pinchazos y estocada tendida (saludos).
Juan Ortega, marfil y azabache, pinchazo y estocada caída (saludos). En el sexto, estocada (una oreja). Pasó a la enfermería para ser atendido de una cornada en la pantorrilla derecha. Cornada con tres trayectorias de 8 centímetros, 4 centímetros y 12 centímetros, que deslacera el paquete vásculo nervioso. Rotura de ramas perforantes de la vena safena interna. Es trasladado a la Clínica Mediterráneo, pronóstico grave. Tiempo estimado de recuperación: cuatro semanas.

Carlos Crivell.- Almería

La terna pecó de inexperiencia ante una novillada exigente, unas veces porque pedía lidiadores con habilidad, otras porque los astados desarrollaron complicaciones que superaron a los jóvenes de la terna. De todas formas, los novilleros de ahora son matadores en agraz, lo hacen todo con una pulcritud y una ceremonia, aprendida de sus espejos los mayores, de forma que no desarrollan su personalidad, sino que llevan todos sus gestos perfectamente fijados desde el hotel. Al menos, la tarde nos ofreció detalles de gallardía torera por pare de Galván y Ortega, volteados en parte por sus ganas, en parte porque pecaron de inexpertos

La novillada fue difícil, de las que pide el carné de torero o espadas arrebatados aunque acabaran en el hule, algo que nadie quiere pero que es un camino para demostrar que se quiere ser torero.

Víctor Barrio era el más experto de la terna. El que abrió plaza era bueno y Barrio toreó con temple por abajo con buen concepto en una faena muy previsible. Faltó emoción en su labor, sobró suficiencia y cuando lo mató dio la vuelta.

Con el cuarto, complicado por sus cabezazos, Barrio no fue capaz de someterlo. Le tomó mucho respeto por la derecha y no lo quiso ni verlo por la izquierda. Así las cosas, Barrio se fue a dar un mitin con la espada en una actuación que pone en duda su situación actual.

David Galván volvía a los ruedos después de un serio percance. Lo acusó en algunos momentos. Con el sobrero lidiado como segundo, que reponía mucho y exigía perderle dos pasos, el de San Fernando logró algunos muletazos de muy bello trazo, por abajo, con muy buen estilo. Marró con la espada y perdió algún premio.

El quinto fue un novillo con guasa, demasiada para un chaval tan nuevo. La cuadrilla no le ayudó nada en banderillas al dar un concierto de pasadas en falso. Galván fue volteado en los primeros compases de la faena y se levantó engallado para robar algunos pases movidos pero con mucho mérito. El público se puso de su parte, pero el golpe le pasó factura en la suerte suprema y le costó matarlo. El público le aplaudió por su buena voluntad. En Almería no han visto el lado estético de este torero.

Tampoco Juan Ortega se entendió con el complicado tercero, que unió falta de fuerzas y mal estilo. Se sucedieron los enganchones y la faena no remontó nunca, aunque Ortega no pasó la raya del peligro.

Al sexto lo picó de forma sensacional Antonio Saavedra, aún en las plazas para alegría de los buenos aficionados. Quitó por chicuelinas con buen aire. Ortega, siempre muy compuesto y ceremonioso, se enfrentó a un novillo que echó la cara arriba. No le cogió el temple nunca, se paró del utrero, pasó fatigas por el lado izquierdo y resultó cogido al quedarse al descubierto. Se pudo ver que tenía una cornada en la pantorrilla derecha. Lo mató de una estocada y pudo tocar pelo en el último momento.

Foto: David Galván con la derecha (Manuel Ortega)