Orejas para Liria y Tomás en tarde discreta y una gran decepcion porque la corrida no respondió a lo esperado. Malos los toros de torrealta, salvo el cuarto, bueno, y orejas de distinto peso para Liria y Tomás.

Torrealta / Pepín Liria, José Tomás y Torres Jerez

Ganadería: seis toros de Torrealta, bien presentados y de poco juego. Destacó el encastado cuarto. La mayoría fueron justos de raza; segundo y quinto, mansos. Sexto, complicado.

Pepín Liria: media caída (saludos) y estocada y dos descabellos (una oreja tras aviso).
José Tomás: estocada baja (silencio) y estocada trasera, tendida y caída y descabello (una oreja tras dos avisos).
Torres Jerez: atravesada que asoma, dos pinchazos y tres descabellos (silencio) y estocada tendida y trasera y cuatro descabellos (silencio).

Plaza de Almería, 27 de agosto de 2008. 4ª de la Feria de la Virgn del Mar. No hay billetes.

Carlos Crivell.- Almería

Una profunda decepción se apoderó de la plaza de Almería cuando el segundo de la tarde salió manso, rajado y buscando la puerta de salida. Era el primer toro de JoséTomás, el esperado, el torero al que la mayoría habían acudido a ver torear, pero que con un toro así no parecía posible una faena del adorado espada. La gente protestó y quería que el manso fuera devuelto a los corrales, pero no era posible. El toro no era más que manso.

Esa frustración se completó cuando el toro confirmó su mal estilo y no se dejó torear. El animal tenía medio recorrido, siempre con la cara muy alta; era un dechado de mal estilo. Tomás se la puso por los dos pitones y, visto lo visto, lo mató de un espadazo bajo. No podía ser cierto, las caras de los aficionados eran un poema. La estrella del cartel escuchó un elocuente silencio y todo quedó emplazado para el quinto.

Ese quinto fue un colorao muy bonito que parecía destinado al triunfo. Se picó en el caballo de reserva y se movió a su aire de un lado a otro de la plaza. Tomás lo había saludado con dos verónicas y cinco chicuelinas, que es una forma extraña de recibir a un toro de salida. El comienzo de la faena fue especatcular con cinco estatuarios inmensos. No cabe más quietud ni verticalidad. A partir de ahí, la faena fue discontinua. El toro remataba alto al final de los muletazos. Tomás estuvo brillante al dejarla colocada y perseverar en su intención de ligarlos. Alargó la embestida del animal en algunos pases sencillamente soberbios; en otros, la muleta resultó enganchada. A mitad de su labor, el toro se rajó. El final fue emotivo con el toro en tablas y Tomás, muy valiente, toreando por la derecha a pies juntos y en sus conocidas manoletinas. La estocada cayó algo trasera, el toro se resistió y el puntillero lo levantó tres veces. Dos avisos y una solitaria oreja. Tomás dejó perfiles de su indiscutible personalidad con un toro manso y nada fácil.

Pepín Liria anda en plan de despedidas de las plazas españolas. No es muy larga su andadura en la plaza de Almería, pero es evidente el cariño que le profesan en todas las plazas. Su despedida fue muy digna, sobre todo por su faena de entrega y decisión al cuarto, que fue un excelente astado por su casta brava. Esa faena de Pepín comenzó con rodillazos y varios muletazos de tal guisa. El murciano le dio mucha distancia al toro, que era alegre y pronto, de forma que tuvo mucha transmisión. Pepín toreó con voluntad, instrumentó pases movidos, pero fue un torero sincero, con muhas ganas de triunfo en multitud de pases por ambos pitones, circulares y rodillazos. El toro era bueno, la faena fus vistosa y coreada por el público, aunque el aninmal merecía un tratamiento de mayor calidad.

Con el primero de su lote, el que abrió plaza, toro de poca clase, siempre con la cara alta. el de Ceheguín estuvo afanso. Liria le dio pases por ambos pitones, mejores por el lado izquierdo, siempre rectificando los terrenos y con mucho movimiento de los pies. El toro no era nada del otro mundo y Liria cumplió sin excesos.

El tercero de la terna era Torres Jerez. Con el primero de su lote, toro que también derrotaba al final de los pases, el espada almeriense no se centró. Además de no cogerle el temple al animal, le costó ligar los pases porque no era fácil, pero aún así se pudo vislumbrar su buen estilo en algunos muletazos sueltos. Tampoco aceró en las distancias y fracasó con la espada.

El sexto tampoco fue fácil, rebañó mucho y al final puso nervioso al torero. La impresión es que no agotó las posibilidades del toro, sobre todo si se tiene en cuenta que es un chaval con pocos contratos. Llegaron los desarmes y el desánimo. Una pena para un buen torero en tarde poco afortunada.