Fandiño_AlmeríaCarlos Crivell.– Fandiño pone la nota de seriedad con una buena corrida de Benjumea. Solo una oreja para el populista Fandi. Fandiño falló con la espada y perdió trofeos en ambos, mientras que Ruiz Manuel denotó que torea poco.

Plaza de toros de Almería, 30 de septiembre de 2014. 4ª de Feria. Media plaza. Seis toros de Benjumea, bien presentados y de juego variado. Buenos el 2º, 4ª y 6ª; nobles en distinto grado y justos de casta.

Ruiz Manuel, de marfil y oro, tres pinchazos y estocada caída (saludos tras aviso). En el cuarto, media muy atravesada y cinco descabellos (saludos tras dos avisos).

El Fandi, de blanco y plata, estocada baja tendida (una oreja). En el quinto, estocada atravesada y caída y tres descabellos (saludos).

Iván Fandiño, de celeste y oro, dos pinchazos y tres descabellos (saludos). En el sexto, estocada corta trasera y descabello (saludos tras aviso)

La corrida de Benjumea fue la mejor presentada de esta feria de la Virgen del Mar de Almería. Fue la típica corrida de siempre en esta plaza, que además dejó en evidencia los encierros que se han lidiado en días anteriores. Además de la presentación, los toros de Benjumea posibilitaron el toreo en líneas generales; otra cosa es que la terna consiguiera lucirse con ellos.

El torero que destacó fue Iván Fandiño, al margen de los trofeos. Solo ver a torero vasco colocarse, la manera de citar y adelantar la muleta, para después pasárselo por la cintura sin mover las zapatillas, ya con eso se podía entender que Fandiño afrontó la corrida bajo la responsabilidad de buscar el triunfo.

Al tercero de la tarde, un toro que alternó embestidas rebrincadas con otras más largas y humilladas, le hizo una faena firme por la derecha y de mucha calidad en los naturales. Las tandas por la izquierda fueron de limpieza y mando, preciosas en su largura y el remate. Acabó con manoletinas antes de dar un concierto infumable con la espada.

De nuevo mostró su toreo ortodoxo en el sexto. Ofreció la derecha en tres tandas de comienzo para torear con buen concepto. Supo alegrar sus faenas, algo necesario a esa hora y en dicho momento, cuando ya se ha consumido de todo, y cogió la izquierda para poner su verdad torera. No se acopló por este pitón, el toro reponía pronto, pero acabó tragando lo que no quería: una tanda completa de buenos naturales. Fandiño vino con responsabilidad a Almería.

En cuanto a tirón popular, fue El Fandi quien más animó al tendido. Se enfrentó a un buen toro, el que se corrió como segundo, de 560 kilos, perfecto de remate, que a pesar de que parecía atacado de peso se movió con soltura en todos los tercios. El de Granada lo recibió con una larga cambiada, verónicas y chicuelinas, puso las banderillas con su ya conocido estilo y toreó de muleta con desigual gracia y fortuna. El toro era bueno; los muletazos de Fandila, muchos de ellos movidos, corrientes. El público se le entregó con pasión.

El quinto, flor de gamón, parecía con problemas en la vista. Se armó un enorme escándalo en la plaza en el tercio de banderillas cuando algunos espectadores iniciaron una trifulca barriobajera en la grada. Al cesar las hostilidades, volvió la música a sonar y El Fandi a poner sus banderillas. El toro no le valió al de Granada en la muleta. El torero hizo gestos ostensibles de que tenía algún problema en la vista, lo que no se pudo confirmar, y la faena fue un simple trámite de intenciones sin muchas estrecheces.

Ruiz Manuel afrontaba en Almería su primera tarde en la temporada. Se le notó en exceso. La de torero es una profesión que requiere mucha preparación y metalización. El caso es que Ruiz Manuel sabe torear bien. Así se puso de manifiesto en el primero, al que le instrumentó algunos derechazos de buena clase. Alargó la faena, quizás por culpa de la banda, y falló con la espada.

No pudo triunfar tampoco con  el cuarto, toro justo de raza pero con calidad, con el que los pases surgieron sin ligazón. De nuevo la faena fue de duración especial, hasta el punto de que sonó el primer aviso antes de que entrara a matar. Dejó destellos de su clase en algunos momentos, pero se le notó bastante su inactividad.

Quedó al final el buen sabor de boca de una corrida buena de Benjumea y la seriedad de Fandiño en una corrida con muchos excesos en el tendido.

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