Carlos Crivell.– La tercera novillada del Circuito de Novilladas de la Junta de Andalucía y la Fundación del Toro de Lidia ganó importancia y presencia con las cámaras de Canal Sur. Se ha producido un evidente agravio con las dos novilladas anteriores, que pasaron casi inadvertidas. O se televisan todas o ninguna. La queja no tiene recorrido. Incluso hay que agradecer que se haya podido ver la de Antequera. Mejor alguna que ninguna.

Fue una buena idea por muchos motivos. En una tarde de tres posibilidades, fui mirando por momentos la de Nimes y la de Antequera. Ganó la de bella ciudad andaluza por amplio margen. Salió una novillada de Domínguez Camacho de juego extraordinario. Con una presentación superior a la categoría administrativa de la plaza, los seis novillos embistieron para el toreo. No todos lo hicieron de la misma forma. Los cuatro primeros fueron un compendio de bravura y clase, con mención especial para el tercero, de nombre Tamborilero, nº 15, sencillamente maravilloso. Solo el quinto y el sexto presentaron problemas, no muchos, pero suficientes para una terna lógicamente poco experta.

El Circuito nació lastrado por la forma de elegir a los participantes. No se puede dejar a la suerte la elección, más cuando llevaban número muchos chavales que de antemano se sabía de sus escasas posibilidades. Esta tercera novillada reunió a tres toreros de diferente recorrido y concepto. José Cabrera tiene 27 años. Juan Carlos Benítez, 28 años. El tercero, González-Écija apenas cuanta con 20 primaveras.

Lo que unió a la terna fue la disposición, hecho admirable en unas circunstancias tan especiales. No se dejaron nada en el esportón. Cabrera se fue a portagayola, puso banderillas con entusiasmo, muleteó con buen aire al primero y menos acierto el cuarto y los mató pronto. Una oreja en cada novillo.

Benítez también se fue a portagayola con poca fortuna, puso banderillas con abundantes violines, y pudo centrarse a ratos con el primero de su lote y pasó más apuros con el incierto quinto. Una oreja y saludos.

El triunfador fue González-Écija, que estuvo a la altura del gran novillo tercero. El saludo con el capote fue solemne con un juego de brazos airoso. Ganó terreno hasta el centro para rematar con la larga. El quite fue por el lance de Chicuelo. El de la ciudad de las torres estuvo a la altura de Tamborilero en una faena de mucha calidad, buena colocación, perfecto encaje y una expresión de torero de arte. Todo fue medido y templado, tanto por la derecha como por la izquierda. Los adornos y remates coronaron su faena. Ni rodillazos ni manoletinas. Algunas trincherillas y los de la firma, de gloria pura. Acertó con un espadazo eficaz y paseó las dos orejas de un novillo de bandera.

El áspero sexto le complicó su labor. Sin embargo, fue capaz de meter en la muleta al utrero en una labor muy capaz. Ahora mostró evidentes problemas con la espada.

Muchas sorpresas en Antequera. Una gran novillada con uno de gran categoría. Tres novilleros muy dispuestos y con ganas. Y un chaval con 20 años que sabe torear muy bien. Fue un encuentro memorable el de el chaval con Tamborilero.

Plaza de toros de Antequera. Tercera novillada del Circuito Andaluz organizado por la FTL y la Junta de Andalucía. Seis novillos de Domínguez Camacho, bien presentados, bravos y de juego diverso. El tercero. Tamborilero, nº 15, fue premiado con la vuelta al ruedo. Minuto de silencio tras el paseíllo por las víctimas de la pandemia. Curro Robles saludó en las banderillas del sexto.  

José Cabrera, de azul pavo y oro. Una oreja y una oreja.

Juan Carlos Benítez, de verde esperanza y oro. Una oreja y saludos.

González-Écija, de rosa pálido y oro. Dos orejas y saludos tras aviso.

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