Pepe Luis Vázquez (Foto: Álvaro Pastor Torres)

Álvaro Pastor Torres.– Plaza de toros de Aranjuez. Martes 30 de mayo. Corrida de toros con motivo de la festividad de San Fernando. Dos tercios de plaza en tarde primaveral. La Infanta Elena acompañada por sus hijos Felipe y Victoria presenciaron el festejo en una barrera y ella recibió el brindis de los tres espadas. Al final de la función El Juli salió a hombros por la puerta principal.

Dos toros de Juan Pedro Domecq (1º y 5º bis que sustituía a uno de Cuvillo que se partió de raíz un asta); dos de Domingo Hernández (3º y 6º), uno de Núñez del Cuvillo (2º) y uno de Parladé (4º). Correctos de presentación, muy desiguales de hechuras y juego. Destacaron el noble 4º y el encastado pero inválido 6º

Pepe Luis Vázquez, de verde hoja y oro: pinchazo hondo y pinchazo (leves protestas). Pinchazo y estocada corta (saludos desde el tercio)
Morante de la Puebla, de azul e hilo blanco: cuatro pinchazos y pinchazo hondo tendido (silencio). Estocada (oreja)
El Juli, de azul rey y oro: pinchazo y estocada (oreja). Estocada (oreja)

Verónica de Pepe Luis (Foto: Álvaro Pastor Torres)

UN MULETAZO DE PEPE LUIS. O DOS

O quizá tres. O puede que fueran cuatro, no los conté, soy de Letras puras. Y un cambio de manos imposible. Y un kirikiki. Y ya antes había esbozado unas cuantas verónicas y una media a pies juntos que pedía un Ruano Llopis para plasmarla. Toreo de otra época ya pretérita que se perdió, como Cuba. Un capote minúsculo en estos días de telones como carpas de circo. Una forma de andar por la plaza, en torero. Unas muñecas de seda llevando la embestida recogida, sin un mal tirón. Pepe Luis Vázquez Silva, punto y aparte.

Morante de la Puebla (Foto: Álvaro Pastor Torres)

Morante en racha y con ganas. La faena del cigarrero al quinto, un sobrero de Juan Pedro, la hace en la plaza de toros de Sevilla (vulgo Maestranza) o en la mismísima monumental de Madrid y hubiera sido el acabóse. Pero la tarde estaba fría en los tendidos de piedra, no en lo meteorológico sino en lo afectivo; serían los nublados. Morante chispeante, variado con capote y franela, explorando embestidas y sintiéndose muy a gusto. Paseó un trocito de oreja. Las cosas de Morante.

El Juli defendía en plaza propia la condición de local. Desde el primer momento quedó claro que no iba a dejarse ganar la pelea. Técnico pero con mucho regusto ora rodilla en tierra con la capa ora por redondos o por naturales. Tocó pelo en ambos astados y se lo llevaron en volandas por la puerta principal que es a la vez puerta de un mínimo desolladero donde los matarifes faenan los toros con rapidez y maestría.