La corrida de Torrestrella tuvo toros, sobre todo segundo y tercero, fue muy castigada en varas, pero solo Leandro se lució en el tercero, un gran toro, porque El Cordobés y El Fandi anduvieron escondidos y sin ambición.

Torrestrella / El Cordobés, El Fandi y Leandro

Plaza de Córdoba, 6ª de Feria. Media plaza. Seis toros de Torrestrella, bien presentados y de juego desigual. Encastados el segundo y el tercero, que fue bravo en todos los tercios Primero y cuarto, de poco juego.
Manuel Díaz ‘El Cordobés’, de verde y oro, pinchazo y estocada caída (silencio). En el cuarto, media trasera (pitos).
El Fandi, de negro y oro, pinchazo y estocada trasera (saludos). En el quinto, dos pinchazos y estocada trasera (silencio).
Leandro, de pizarra y oro con remates negros, estocada (una oreja). En el sexto, dos pinchazos (silencio).

Carlos Crivell.- Córdoba

La corrida de Torrestrella dio juego en la corrida populista del sábado. No todos fueron bravos ni nobles, pero lucieron una buena presentación –ahí está el toro que se puede lidiar en la plaza cordobesa – , y con la diversidad de juego que debe estar presente en las corridas.

El toro lidiado en segundo lugar fue un prodigio de casta. El tercero, llamado ‘Salmonete’, fue un toro bravo de verdad. Sólo por ver en la plaza a estos dos animales mereció la pena ver este festejo. También salieron toros malos, como el primero, muy descastado, o el cuarto, que fue castigado en exceso y llegó rebrincado a la muleta. Fue una corrida de toros con los problemas que deben mostrar las reses de lidia. El problema es que por delante no había toreros con hambre, espadas que necesitaban la gloria en una plaza de primera, de forma que tanto El Cordobés como El Fandi no expusieron ni un alamar para buscar un triunfo. Hay un montón de matadores en el escalafón que seguro le hubieran sacado partido a la corrida de Torrestrella.

La corrida sólo tuvo un torero: Leandro. El espada de Valladolid reaparecía después de una cornada. Se enfrentó al gran toro llamado ‘Salmonete’, muy bravo en el caballo y con mucha codicia en la muleta, al que le hizo una faena emotiva, basada en tandas por ambos pitones en los que, poco a poco, fue logrando atemperar las arrancadas vigorosas del animal. Lució Leandro una estética más que vistosa, estuvo en torero y lo mató por arriba con arrestos.

La oreja cortada en el tercero no pudo confirmarla en el sexto, animal muy apagado, noble, pero deslucido. Aunque puso bien la muleta y mostró decisión, Leandro no pudo rematar una faena buena. Tampoco estuvo brillante con la espada.

El segundo fue un toro muy aparente por su movilidad encastada. Tenía problemas que resolver, por ejemplo de colocación y temple, El Fandi, que culminó dos malos tercios de banderillas, no se quedó quito en ningún momento, Hay toros que exigen toreros con hambre. El Fandi ya no tiene hambre. Así las cosas, la faena no existió.

Y menos hizo en el quinto. A esas alturas, como la corrida estaba saliendo con brío, los picadores tenían la orden de pegar fuerte. El de Granada, que suele pedir los cambios antes de que sus toros entren en el caballo, dejó que le dieran estopa. El toro llegó al final algo brusco y parado. El Fandi se limitó a matarlo.

Abrió cartel El Cordobés, que es cierto que topó con dos reses inservibles. Tampoco Manolo tiene ya mucha hambre para jugarse el físico con un toro como el soso primero, problemático por el lado derecho, y con el que sólo pudo poner alguna voluntad en pases mediocres por la zurda.

Al cuarto lo liquidó el picador. A la vista de cómo estaba saliendo la corrida, el piquero le metió dos puyazos de terror. El animal lo acusó y no le ayudó nada. Al margen de ello, tampoco Manolo está para hacer esfuerzos.

Así pues, se salvó Leandro, que demostró más ganas que sus compañeros. El toreo no está para despilfarrar corridas. En la que llegó de Los Alburejos había toros potables; necesitaban toreros con ganas de salir a flote, no algunos que están ya de vuelta de todo.