La corrida de Fuente Ymbro fue un sonoro fracaso.Sólo el que abrió plaza fue bueno; el resto, flojos y descastados. La terna no pasó de la aparente voluntad, aunque Finito toreó bien al primero pero maró con la espada, lo mismo que sus compañeros de cartel

Fuente Ymbro / Finito de Córdoba, El Cid y Castella

Ganadería: seis toros de Fuente Ymbro, desiguales de presencia, segundo, tercero y cuarto de poco trapío, flojos en general y de juego variado. Cumplieron como bravos en el caballo el primero y el segundo. Descastados, tercero, cuarto y sexto. Malo sin contemplaciones, el quinto.

Finito de Córdoba: cuatro pinchazos y un descabello (división tras aviso) y pinchazo y estocada (división de opiniones).
El Cid: tres pinchazos y estocada (silencio) y estocada trasera (palmas).
Sebastián Castella: cinco pinchazos (silencio tras aviso) y cuatro pinchazos y estocada (silencio).

Plaza de Córdoba, 7ª de Feria. Más de media plaza. Saludaron en banderillas Alcalareño y Curro Molina.

Carlos Crivell.- Córdoba

La corrida de Fuente Ymbro llegaba a Córdoba con el sello de torista, dentro de su entidad de toros apropiados para las figuras. El antecedente inmediato de Madrid, una mala corrida en el sentido más amplio de la palabra, no mermó el interés por presenciar el juego de las reses de Gallardo. El fracaso fue sonoro. Tampoco los toreros anduvieron inspirados, sobre todo con la espada.

En este encierro hubo de todo como en botica, pero el conjunto no fue el esperado. Salió por delante un jabonero con cinco años pasados y que fue un excelente toro. Tenía un fondo de casta y permitió una buena faena de Finito de Córdoba. Pero ya el segundo fue menos toro, para llegar a tercero y cuarto, dos animales carentes de presencia, fuerzas y casta. Todo quedaría superado en el quinto, toro descastado y sin fuerzas. Y el sexto, otro tanto. Por tanto, la corrida de Fuente Ymbro no cumplió las expectativas.

Era la segunda tarde de Finito en su feria cordobesa. Por desgracia, se le ha acabado sin poder triunfar. Esta vez lo tuvo muy cerca en la faena al primero. Sus lances de recibo tuvieron el sello de la casa. Como acostumbra, la faena fue principalmente sobre la mano derecha. Esta vez hubo pases de gran calidad, llenos del empaque de Finito, perfectos de estética y regusto. Fue una labor que tenía un aire de reconciliación con sus paisanos. Esta felicidad de ver a Juan Serrano en buen tono se hundió con la espada. Fue tan grande el mitin que una faena grande se premió con una llamativa división de opiniones.

El cuarto era el último cartucho de Finito, pero fue un cartucho sin pólvora. Finito tropezó con un astado sin casta, soso hasta límites insospechados, que no permitió que el torero pudiera despedirse de la feria con un triunfo. Fue un toro inservible; Finito no tuvo ninguna responsabilidad en este caso.

El Cid pasó por Córdoba con una actuación muy discreta. No se enfrentó a toros potables, pero no fue el torero conocido de tantas tardes. Se decía que pensaba en su compromiso con de Victorino en Madrid. La realidad es que el segundo fue un toro que metió la cara de forma cambiante. El de Salteras hizo una faena de tandas cortas y pases acelerados. Todo el toreo fue de mano derecha. Cuando se echó la muleta a la izquierda, el toro le hizo un extraño y se fue por la espada.

Con el quinto no mejoró su labor. Fue otro toro descastado, parado y sin fuelle. El Cid no brilló en una faena sin contenido. No tuvo toros, es cierto, pero tampoco fue la mejor tarde del saltereño.

Castella lanceó con buenas maneras al tercero. El comienzo de la faena fue brillante con tres pases espectaculares por la espalda. Siguió con una tanda de buen corte con la derecha y ahí se acabó la faena. El toro se acostó por la derecha y se paró por la izquierda. Al torero francés no le quedó otro recurso que arrimarse a un toro casi sin vida. Y como remate, varios pinchazos para eclipsar toda posibilidad de triunfo.

Con el sexto pudo reivindicarse en una faena fundamentalmente valiente. Castella dejó la muleta colocada y ligó tandas hasta que el toro se lo permitió. Castella demostró que no está en su mejor momento con la espada. Otro fracaso en la suerte suprema. Este toro de Fuente Ymbro fue otro animal sin casta no fuerzas. Se remataba así una tarde con un sonoro fracaso ganadero.

Entre el petardo ganadero y el de los matadores con el estoque, la corrida fue para olvidarla pronto.

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