En Córdoba, corrida descastada de Núñez del Cuvillo y solitaria oreja para David Mora en tarde en la que quien estuvo bien fue Perera dentro de las posibilidades de un lote nada apto para el triunfo.
Núñez del Cuvillo / Perera, Talavante y David Mora
Plaza de toros de Córdoba, 31 de mayo de 2013. Media plaza. Seis toros de Núñez del Cuvillo, el primero como sobrero por uno que se descoordinó, bien presentados y de juego variado. Justos de fuerzas. Nobles en general aunque apagados al final. El tercero, aplaudido, de mejor juego. El cuarto, bravo, pero a menos en la muleta. Saludó en banderillas Félix Rodríguez en el sexto.
Miguel Ángel Perera, de grana y oro, estocada caída y trasera (saludos). En el cuarto, tres pinchazos (palmas tras aviso).
Alejandro Talavante, de blanco y oro, media estocada tendida (saludos). En el quinto, pinchazo y media tendida (palmas).
David Mora, de lila y oro, estocada caída (una oreja). En el sexto, dos pinchazos y estocada (palmas).
Carlos Crivell.- Córdoba
El detalle diferencial de una corrida son los toros. El cronista ha visto decenas de veces torear a la terna la corrida de la feria cordobesa, puede soñar sus mejores tardes, pero quien marca la diferencia es el toro. En estos tiempos, por desgracia, el toro es muy rutinario. Hay una alarmante falta de emoción en el juego de las reses. El tercio de varas suele ser simulado. Las fuerzas no abundan. Se busca y se premia la bondad, que a veces se convierte en embestidas empalagosas.
De una terna como la de Perera, Talavante y Mora se puede esperar que sean fieles a su estilo. ¿Y el toro? El toro de Córdoba, plaza de primera, debe tener algo más de casta. La corrida de Núñez del Cuvillo, bien presentada, no ayudó a que la terna se saliera de su habitual estilo, aunque todo ello con matices. La corrida fue noble, de fuerzas justas, bastante descastada, y se dejaron, que es una forma de definir al toro moderno.
Perera estuvo bien en Los Califas y la plaza pareció como si no se hubiera enterado. Es cierto que una buena parte de lo realizado por el extremeño era previsible, como las chicuelinas o las espaldinas, pero compuso dos faenas en las superó las condiciones de sus oponentes. El que abrió plaza no tenía apenas fuerzas y era muy soso. Perera toreó bien, más por la derecha, con temple, aunque el público no entró en situación. Ni con los circulares ni el arrimón levantaron el ánimo del tendido.
El cuarto fue bravo en el caballo y muy informal en la muleta. Tenía cierta emoción porque tenía más bríos, era un toro nada fácil. Pues Miguel Ángel aguantó parones y miradas nada amistosas, para intercalar algunos muletazos de temple absoluto. Todo, naturalmente, con la pasividad de la plaza. Es decir, Perera estuvo bien con la muleta. Con la espada, muy mal en ambos.
Talavante se fue inédito de Córdoba. Ni siquiera pudo estar rutinario. Lo mejor fue el comienzo de la faena al primero de su lote, mitad muletazos en suerte natural y mitad por la espalda, todo con mucho riesgo. A partir de ahí, una labor de derechazos a media altura y enganchones descarados al natural.
El quinto fue muy descastado. Talavante hizo una labor breve y de trámite con algunos intentos al natural hasta que el animalito se paró para siempre.
La tarde se quedó para el debutante David Mora. El jabonero tercero, noble, sin fuerzas, sosito, le puso en bandeja una oreja en virtud de sus evidentes ganas de triunfo, aunque no fue una labor para entonar cánticos de alegría. Mora alternó toreo de mejor entidad, siempre con un marcado interés en la compostura, con otras tandas muy despegado. Sin embargo, a esas alturas del tercero la plaza tenía ganas de un triunfo, a lo que contribuyeron las manoletinas y una estocada efectiva.
La lidia del sexto fue algo embarullada. El animal claudicó, al tercero se le complicó su par, pero lo salvó Félix Rodríguez con dos reuniones de mucho valor. El torero madrileño pudo contentar a la plaza con una labor de aguante ante otro animal de medio recorrido. La tarde había sido un compendio de rutina. Este sexto embistió a lo bruto y Mora dio muchos derechazos, con la izquierda no pasó el de Cuvillo, aguantó parones y falló con la espada. Tarde muy rutinaria y sin encanto.