Eduardo Dávila Miura (Sevilla, 1974) se retira de su profesión de torero mañana jueves en la Real Maestranza. Nacido en el seno de una familia de ganaderos, es nieto del mítico Eduardo Miura, anunció en su día su intención de ser torero. Su camino no ha sido fácil, pero en la hora del adiós el balance es plenamente satisfactorio.

¿Qué sentimientos dominan en estos momentos previos en el torero Dávila Miura?
No hay ningún sentimiento especial todavía, pero seguro que las emociones llegarán con la corrida y después de la misma. He seguido la rutina de la preparación de cada día y no me he percatado totalmente de lo que significa una retirada. Tengo asumido que es un día muy especial.

¿Le ha dado tiempo a arrepentirse después del anuncio que hizo en su momento?
No me arrepiento de haber anunciado que me marcho de los toros. Al contrario, lo que me ha llenado de alegría es que muchos aficionados por la calle me hayan animado a seguir. Pero la verdad es que me reafirmo en la idea que tenía de dejar el toreo activo.

Dijo en su momento que no se reconocía vestido de luces. ¿No le parece algo fuerte?
Lo dije en una situación en la que me encontraba muy desanimado, sobre todo porque había finalizado sin triunfos la feria de San Isidro. Ahora ha cambiado todo. Ha habido tardes como las de Bilbao, Barcelona, Albacete y Úbeda que me han permitido remontar y disfrutar como lo había hecho siempre. Después de Madrid siempre he tenido un bache, pero este año ha sido mayor porque sabía que me retiraba.

Si ha remontado y disfrutado, ¿por qué se marcha de los toros?
Creo que ha llegado mi momento. Ha logrado mucho más de lo que había soñado y que es complicado superar lo alcanzado. Es verdad que hay metas que no he conseguido, pero estoy satisfecho. Además, llegar toreros nuevo a la Fiesta y hay que darle paso a quienes vienen tan fuertes. Esos toreros pelean por entrar en las ferias en las que yo antes estaba colocado. Sólo me valdría un triunfo muy fuerte. Así pues, no es una profesión de estar por estar, hay que estar muy bien. Por otra parte, la familia me tira mucho y cada vez cuesta más trabajo salir a torear. Es mejor irse en el momento adecuado que sorprenda a la gente que marcharse empujado por la afición. En estos momentos, me llega el rumor de la afición de que hay unos cuantos toreros que deberían marcharse. Por eso me voy, para que nadie me lo recuerde. Así, al menos yo lo creo, se le da importancia a la Fiesta.

Me han dicho que no habrá corte de coleta. ¿Es una forma de dejar abierta la puerta para una reaparición?
No me cortaré la coleta y pienso que no volveré a vestirme de luces. No me gusta forzar las cosas y quiero que todo sea natural. No me veo en plan de reaparición, al menos así lo pienso ahora. Voy a seguir toreando festivales, pero el traje de luces se colgará para siempre.

¿Habrá algún brindis especial en la tarde del 12 de octubre?
No lo tengo pensado. Según vayan las cosas ya lo decidiré. Bueno, a la plaza seguro que le brindaré mi último toro.

¿Qué le gustaría que dijeran de Dávila Miura en la historia del toreo?
Sería bonito que dijeran que he sido fiel a lo que dijo Belmonte de que se torea como se es. Pienso que he sido un torero muy de verdad en la calle y en la plaza, he mantenido una gran fidelidad a mi forma de entender el toreo, aunque lógicamente no he podido gustarles a todos. Me gustaría que dijeran que he sido un torero honesto y sincero.

De todo lo alcanzado en esta etapa de matador de toros, ¿de qué se siente más satisfecho?
Lo mejor ha sido que he podido convencer a todos de que Dávila Miura quería ser torero de verdad, y que cuando muchos se sorprendieron de mi decisión no estaba de bromas, que era cierto que estaba dispuesto a ser torero.

¿Cuál es la espina que se lleva clavada que no ha podido arrancarse?
Madrid. No he podido torear un toro a gusto en Madrid. Algunos me dicen que hubiera sido bonito abrir la Puerta del Príncipe. Es verdad, pero eso es complicado y yo me he sentido querido y aclamado en Sevilla. Algunas tardes he acariciado la Puerta y por detalles mínimos no se abrió. Lo de Madrid es algo que me ha quitado el sueño. Y la Puerta del Príncipe aún se puede abrir el 12 de octubre, aunque entiendo que es difícil.

¿Qué recuerdo se lleva de la gente del toro?
A la hora del balance final, gana lo positivo. Sin embargo, no puedo olvidar que al principio hubo algunas dudas porque no se creían que viniera de verdad, pensaban que era un señorito que llegaba a jugar al toro. Lo que puedo decir es que siempre que triunfé tuve mi recompensa. También es cierto que hay ferias en las que triunfé y no volví. Pero no puedo recriminar nada al mundillo del toreo.

¿Qué ha significado Sevilla en la carrera de Eduardo Dávila Miura?
Sevilla ha sido clave. En la Maestranza es donde siempre he encauzado mis temporadas sin ser un torero de la escuela sevillana. En Sevilla ha cuajado toros muy importantes, como los que les corté las dos orejas, de Torrestrella, Cuvillo y Parladé. A Sevilla siempre he salido con la máxima disposición, me he sentido querido por la afición y he tenido ese punto de suerte para lograr tardes inolvidables. En la Maestranza maté una corrida del hierro de Miura, que ha sido una de la tardes más importantes de mi trayectoria. Esa fecha fue muy especial y logré demostrar que estaba aquí para dar la cara.

¿Algo para la afición de Sevilla?
Sólo dejar claro mi agradecimiento porque me han tratado de forma espléndida. Siempre salí a darlo todo, sobre todo en la Maestranza, pero la recompensa ha sido infinita. Gracias a esa afición que me entendió y me dio la oportunidad de sentirme grande pisando el albero de esa plaza. El jueves saldré a buscar el triunfo, como siempre. Se lo dedicaré a todos los aficionados, pero especialmente a los de Sevilla.

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