Premios D. Vila 2015Luis Carlos Peris.- Hasta que se arrastre el último toro de Miura, esto será un no parar. Ayer rompió aguas el Anuario de la Caja Rural que hace con tanto mimo como entusiasmo Carlos Crivell y hoy nos convoca Ramón Vila. Los premios que Ramón le dedica a su padre desde hace treintaiseis años tienen un valor que le diferencia de los demás, el del cariño más fiel. El amor filial es el fundamento de unos premios que aúnan el arte con la generosidad, el brillo con lo providencial de un lance para regatear el percance a un compañero. En esta barahúnda de premios, de pregones y de actos de muy distinta índole, los premios Doctor Vila Arenas sacan la cabeza en un mar de distinciones. Desde aquel premio a Curro en el 80 ha pasado mucha agua bajo los puentes y hasta hubo lugar al desagradecimiento, pero ahí siguen gracias a un hijo que sigue mirándose en el espejo de su padre.

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