Carlos Crivell.- Es la hora de hacer el resumen del año 2023 en materia taurina. Y la realidad es que el año tiene una nota de mayor calado y trascendencia que lo domina y oscurece todo: fue el año del rabo de Morante en Sevilla. Todas las demás noticias del año, algunas con relevante importancia, quedan en segundo plano. En esa tarde del 26 de abril Morante alcanzó la mayor gloria que un matador de toros puede alcanzar. El resto del año para el torero de La Puebla fue irregular con una lesión que le quitó mucho fuelle al final del curso taurino. De lo sucedido en la temporada debo dejar constancia de que Roca Rey es, de forma indiscutible, el torero más taquillero del escalafón, aunque su año también ha sido castigado por las lesiones. El que sea el más taquillero no quiere decir que sea el mejor. Se ha confirmado que Daniel Luque es una figura de primer orden, como lo atestiguan sus tardes en numerosas plazas con Sevilla como bandera. Me ha sorprendido el buen nivel de Sebastián Castella en su vuelta, con triunfos en Madrid y Sevilla. Me entusiasma la presencia sobre el ruedo de toreros como Juan Ortega, Pablo Aguado o Diego Urdiales. También me ha llamado la atención, en negativo, el pobre año y la marcha atrás de Talavante. La temporada nos ha dejado dos nombres nuevos: Borja Jiménez y Fernando Adrián. Ambos tienen la necesidad de confirmar su eclosión en la próxima temporada. La retirada de El Juli fue otra nota digna del recuerdo. Me ha gustado el año ganadero en general, sobre todo por lo que sucedió en Sevilla, donde es cierto que hubo mejores individualidades con toros soberbios que corridas completas. De todas formas, durante el curso de la temporada se ha echado en falta mayor emoción en las reses lidiadas. He visto buenos novilleros con picadores en una situación complicada por el escaso número de festejos que se celebran, pero he gozado con muchos nuevos toreros que, todavía sin caballos, prometen un futuro esplendoroso. Me parece que la fiesta tiene vitalidad suficiente para aguantar los embates de los que quieren socavar sus cimientos, mucha gente joven ha descubierto el toreo, pienso que hay un buen futuro. Deseo que los políticos se olviden de la Fiesta, sobre todo el nuevo ministro de Cultura. Antes no le dieron apenas nada y ahora seguirán igual, así que lo mejor es que ni se acuerden de la tauromaquia. Creo que, en conjunto, el año 2023 no ha sido malo para los toros. Anhelo que 2024 sea mejor. Y a todos los que se hayan asomado a este balcón para seguir la Fiesta, mi deseo de salud, trabajo y amor para el próximo año. Y que la Fiesta no decaiga.

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