Manuel Jesús El Cid ha completado una temporada ascendente con triunfos notables que han tenido gran repercusión. Después de varios años anunciando su irrupción entre los grandes, este año 2004 ha sido fundamental para que el torero aspire con fundamento a la categoría de figura del toreo.
¿Cómo valora el torero su temporada?
Creo que sido muy positiva y muy buena. Es la temporada con la que sueña que quiere realizar en marzo, sobre todo el final, que ha tenido muy buen nivel. Esto me ha permitido quedar situado en buena colocación ante las primeras ferias del año que viene y poder estar en esos carteles con fuerza. He conseguido una parte de los sueños que tenía cuando inicié esta profesión.
¿Cuál ha sido el dato diferencial de este año? En temporadas anteriores también había toreado muy bien a muchos toros.
Es cierto. En otras temporadas también había realizado buenas faenas, pero ahora los he cuajado mejor. Pienso que se debe a que tengo ahora más experiencia, más oficio, estoy más maduro, lo que me permite estar mejor con los toros. Conozco mejor esos detalles como los terrenos, la distancia, el momento de cada faena lo interpreto con más conocimiento. Son detalles que hacen que toree mejor.
Este año ha matado mejor los toros. ¿Por qué razón no los mataba con acierto en las temporadas anteriores?
Pienso que tenía una forma de tirarme a matar que no era la más idónea. Era una cruz que arrastraba. Cambié a mediados de año en algunos detalles y parece que le he encontrado el sitio a la muerte. Es que ahora lo veo fácil, aunque algunos se siguen pinchando, pero eso es algo que siempre puede ocurrir. Me perfilo más en corto y me tiro con más lentitud.
¿No le parece que sería un error deja a un lado esas corridas como las de Victorino que tantos triunfos le han proporcionado?
No voy a dejar de matar corridas de Victorino, aunque tampoco quiero matarlas todas. Mucho de lo que he logrado como torero se lo debo a los toros de Victorino. La idea para el próximo año es lidiar no más de setenta corridas, entrar en carteles buenos por la situación y los compañeros y seguir en carteles de corridas de Victorino en algunas plazas concretas. Serán cuatro o cinco en sitios muy elegidos por su importancia.
¿Cómo se queda un torero cuando ha matado tantas corridas de Victorino Martín?
La presión que se siente al salir a una plaza para matar esos toros es distinta. No es un miedo al toro, es una extraña sensación psicológica que se apodera de uno; será por la fama de la ganadería, porque es un toro que exige muchísimo de concentración y de mentalidad. Esto ocurre con la de Victorino y con otras ganaderías. Luego, cuando se enfrenta uno a otros toros de ganaderías menos exigentes, aunque todos tienen su personalidad y ninguno es fácil, sin embargo, se nota que no es lo mismo.
¿Seguirá con los mismos apoderados?
No tengo más que agradecimiento para Manolo Tornay y Santi Ellauri y ni me he planteado la posibilidad de cambiar. La realidad es que no he tenido ofertas concretas para un cambio. Nadie ha llega en serio a decirme que quiere ser mi apoderado, pero aunque hubiera llegado no habría cambiado.
¿Ha soñado con el Domingo de Resurrección en Sevilla?
He soñado, pero es una corrida tan especial y que todos quieren torear que lo veo difícil. Me encantaría torear en esa fecha.
LO MEJOR DEL AÑO
Lo mejor del año ha sido la regularidad en los triunfos que he logrado de mitad de temporada en adelante. Tal vez me hacía falta cortar orejas para que las faenas tuvieran repercusión y al final he podido matar menor los toros y ha llegado la regularidad en los triunfos. Y también una faena a un toro de Samuel Flores en Dax, que lo toreé perfecto.
LO PEOR DEL AÑO
Lo que me ha dejado más insatisfecho ha sido el comienzo de la temporada que no fue muy bueno. Me dolió especialmente que pasara la Feria de Sevilla sin poder triunfar. No tuve mucha suerte y me quedé bastante mal. Había mucha expectación en Sevilla y no logré cumplir con la esperanza de la afición de verme bien.