El torero de Salteras Manuel Jesús El Cid ha cuajado una de las faenas del año al cuarto de Victoriano del Río en la corrida de hoy en la Feria de Otoño en Madrid. El toro fue muy bueno, pero la faena del torero rayó la perfección por la cadencia, temple y elegancia de sus muletazos. Una obra de arte que devolvió al diestro al primer plano con la plaza madrileña enloquecida ante una faena inolvidable. Había toreado muy bien con el capote a la verónica, en reñido tercio con el valiente Fandiño. El toro, muy bueno, no permitía ni un tirón ni una duda. El Cid estuvo relajado, sereno, firme, templado, fue todo un concierto de armonía torera. Estaba abierta la Puerta Grande y, para no dejar en mal lugar a su historia torera en esta plaza, El Cid pinchó dos veces para perder una nueva Puerta Grande.
Pero queda su faena que fue tan rotunda que incluso eclipsó a todo lo sucedido posteriormente, por mucho que Iván Fandiño se jugó en el quinto la Puerta Grande al haber cortado una meritoria oreja del segundo. Tomó la alternativa Sebastián Ritter, tan valiente como verde e inexperto.
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