Foto: Álvaro Pastor Torres

En los mano a mano de Cajasol ocuparon plaza el matador de toros Manuel Escribano y el consejero de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, Antonio Ramírez de Arellano. Con la moderación de José Enrique Moreno hablaron de El Toro y la Afición. Al político le dijo José Enrique que era valiente al proclamar su aficón por los toros y éste matizó que “es una pena que se le llame a uno valiente por tener una actitud normal”.

Metidos en materia se habló de la afición y de las diferentes acepciones que tiene esta palabra. Para Arellano, «la afición es algo que te incita a ver corridas de toros, a conocer más la Fiesta, a estar pendiente de todo lo que sucede en torno a ella”. Dijo más: “Tener afición a los toros proporciona vivencias únicas en cuanto a presentar muchas posibilidades de enriquecimiento cultural”.

Para Escribano, “afición es igual a vocación. En mi caso esa afición que siempre he tenido es lo que me ha mantenido vivo y con la esperanza de que tenía que llegar el día de poder demostrar mis cualidades”.

Sobre sus gustos toreros, Ramírez de Arellano se decantó “por los toreros hacen las cosas bien y que se las hacen a toros serios. Sin embargo, comprendo que hay otros momentos que me emocionan, lo que ocurre cuando surge la magia y el chispazo de lo imprevisto y genial”. Además, confesó que “para fomentar y mantener la afición es bueno ver toros en la plaza y también conocerlos en el campo. He fomentado mi afición con el tiempo, es posible que ahora sepa más de toros, pero la realidad es también ahora soy consciente de que mi desconocimiento es muy grande”.

Habló de los toreros, que “siempre fueron héroes para mí, pero que al conocerles más de cerca he llegado a profesar por ellos una intensa admiración. En pocas profesiones hay tanta exigencia, tantos sacrificios y tantos esfuerzos en personas que, además, son inteligentes”. Habló Manuel de esa inteligencia, “que es algo propio de los toreros. En la plaza tenemos que tomar decisiones en muy poco tiempo, muchas veces como autómatas, pero es la respuesta a un entrenamiento anterior y que tiene por detrás un trabajo muy duro. El toreo debe pensar en la cara del toro, pare ello debe estar tranquilo, yo creo que eso es una característica del valor”.

Se refirió Manuel Escribano a Ramírez de Arellano “como un aficionado que respeta mucho a los profesionales, que quiere saber siempre más de cada aspecto de la Fiesta y que escucha siempre con atención”. Dijo Arellano “que esta profesión de torero es de las más difíciles que existen. Aquí está el caso de Escribano, que tiene una trayectoria llena de dificultades y siempre se ha superado ante cada adversidad”.

Escribano recordó sus 8 años después de la alternativa en los que casi estuvo sin ponerse el traje de luces, su preparación diaria a la espera de la oportunidad que llegó en 2013 en la corrida de Miura en la que sustituyó a El Juli, pero luego llegaron percances tremendos como el Sotillo de la Adrada y Alicante, en los que estuvo a punto de perder la vida. Por ello, cuando analizó su pasada Feria de Abril se mostró satisfecho, “ya que aunque no me han embestido los toros he estado a mi máximo nivel físico y torero”.

En los últimos lances del mano a mano, Ramírez de Arellano lamentó lo que ha sucedido en Salamanca, donde la Universidad ha retirado todo tipo de ayuda a las actividades relacionadas con el toreo. En el último capotazo se refirió a sus toreros preferidos. Nombró a Paco Ojeda, El Viti, Morante, Manuel Escribano, Urdiales y a Curro Romero. El Faraón escuchó con atención a los dos protagonistas. Antes, la sala de la Fundación Cajasol le había ovacionado en señal de permanente admiración. “Su silla sigue vacante”, dijo el consejero.

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