Novilleros_julio2016Luis Carlos Peris.-  Estábamos al fresquito de esa especie de ágora taurino que es el Salón de Carteles. El motivo, la presentación del ciclo de novilladas sin caballos que tantas ilusiones despierta entre los chavales que quieren ser toreros. Esa exposición de la cantera que ha de afrontar la responsabilidad de que la Fiesta no decaiga o, al menos, que sirva para detener ese cuesta abajo en la rodada que nos permite descubrir cómo ni siquiera la reaparición de las figuras sirvió para reactivar el abono. Tras haber pasado las dos ferias principales del curso, los brotes verdes se hacen esperar de la misma forma que siguen haciéndose esperar los que vislumbró aquel presidente ya confirmado como el más dañino de la democracia. El cartesiano Ramón Valencia hacía esfuerzos por maquillar la tragedia que supone esta situación en la cuna de un toreo alanceado desde demasiadas trincheras.