La ganadería de Zalduendo ha completado un año que, según su responsable, Fernando Domecq, ha sido “normal, dentro de las características de esta ganadería”. Ha lidiado diecinueva corridas de toros y el porcentaje de toros buenos ha sido alto. En su balance del año, Fernando echa en falta la corrida que no se lidió en Sevilla a causa de la lluvia en la Feria, “porque era fundamental dentro de la temporada”.

El ganadero de la divisa de Z califica el año 2008 como “bueno”, y esta calificación tiene como fundamento, “muchos toros de calidad, especialmente en la primera parte de la temporada”.

En la parte positiva del año, Fernando destaca “las corridas de Castellón, dos en Olivenza incluida la del Día de Extremadura, algún toro extraordinarios en Barcelona, todo ello con una especial amargura por no haber podido lidiar una de las que más atractivos tenía, que era la segunda de Sevilla en plena Feria y que la lluvia obligó a suspender”.

Antes de esa suspensión, otra corrida de las consideradas básicas no funcionó al cien por cien, la del Domingo de Resurrección en Sevilla, “aunque es un tipo de corridas que puede considerarse normal y en la salió algún toro bastante bueno”.

En el lado negativo de este año, “lo que menos me gustó fue la corrida de Badajoz y algunos toros aislados que resultaron malos sin paliativos”. De cualquier forma, Fernando Domecq concluye que “ha sido un año normal con una evidente mejoría sobre los resultados del año anterior”. Y nuevamente insiste en su mayor lamento, “fue una lástima esa corrida que no se lidió en Sevilla y que se llevó luego en Barcelona y fue muy buena. Si en la Maestranza embisten igual, hubiera cambiado totalmente la perspectiva de Zalduendo este año”.

El ganadero analiza con detalles algunas de las características de los toros de su ganadería. “Este tipo de toros no son fáciles, en contra de algunas opiniones, porque no pasa y se torea fácilmente, sino que hay que tirar de él y llevarlo toreado, no es un toro para acompañarlo. Y ese tipo de reses no le gusta a todo el mundo, pero es lo que me apasiona como ganadero”. Y culmina diciendo que “el toro debe querer coger la muleta por abajo, lo que supone un ejercicio muy superior a querer coger la muleta a media altura. Treinta pases por abajo valen cien por arriba. El toro se rompe más si lo hace por abajo”

En esa línea seguirá como criador de toros, “aunque se cometen errores porque las camadas dependen mucho de los sementales, a veces tenemos más calidad en toros que sólo se pueden lidiar en plazas de tercera, y esas cosas parecen disminuir la importancia de una temporada. Es ese sentido, creo que he pasado unos años de menos relumbrón pero tengo muchas ilusiones en dar un paso adelante para los que vienen ahora”.

No le parece acertado que se diga que Zalduendo se ha dormido en los laureles, “porque no es así, aunque es cierto que a veces conviene pasar algunos baches para renacer con más fuerza. Zalduendo busca siempre un tipo de toro y no siempre se consigue”.

La filosofía como ganadero persiste en expresiones rotundas, como que “el toro bravo de verdad no puede aguantar una faena de cien pases, porque si se le obliga y mete la cabeza no se resisten tantos muletazos”. Y tiene su concepto sobre el toreo actual, “porque es de buenísimos toreros, pero se hacen faenas muy largas, como si creyeran los matadores que los públicos no entenderían una faena corta e intensa, a pesar de que en la historia del toreo las grandes faenas inolvidables son de muy pocos pases, pero con un toro muy exigente”.

Ha hablado Fernando Domecq de los errores que se pueden cometer en el manejo de una ganadería, piensa en la importancia de los sementales, y admite “es posible que estos últimos años haya pagado algunas equivocaciones del pasado, pero eso es algo que nos pasa a todos los ganaderos. El problema es que si buscamos un toro bravo de verdad, cuando sale malo es el más malo del mundo, y de ese toro malo todo el mundo se acuerda. Hay otras ganaderías en las que el malo no se nota tanto”.

En la Fiesta existe una cierta psicosis porque todo lo que se lidia es Domecq, algo que para Fernando “es motivo de orgullo”, aunque también precisa que “ya todo lo de Domecq no es igual, sino que dentro de la misma línea hay muchas formas de comportamiento”. De lo que siente muy satisfecho es de que “se hable de encaste Domecq porque mi padre fue el verdadero creador de ese tipo de toros. Lo que ahora está pasando ya pasó en otras épocas con otros astados, como Murube o Santa Coloma, que a comienzos del siglo XX era predominante y estaban muy por encima de otro tipo de toros”.

En el momento actual, controvertido por la vigencia de la propia Fiesta, Fernando Domecq quiere reclamar la importancia que tienen los ganaderos para mantener el fuego de la bravura, “que es lo que engrandece una corrida de toros” y afirma que “cuando un toro es bravo lucha hasta el final, pero si es manso se raja y huye. Si se crían toros cada vez más bravos, nadie podrá considerar que el toro es un animal indefenso, sino que verá la imagen de entrega sin sufrimiento”.

Entre sus aspiraciones para mejorar la imagen del toreo, recuerda que “es una verdadera pena que nunca se haya indultado un toro en la Maestranza, porque es el marco grandioso para pregonar la Fiesta. El toro indultado es el triunfo de una idea, de la búsqueda del toro bravo capaz de ganarse la vida, pues bien, esa imagen maravillosa debería haber ya sucedido en el mejor marco del mudo, la Maestranza de Sevilla”.

La temporada de 2009 será similar en cuanto a corridas de toros, “serán una diecinueve corridas”. Ante la insinuación de que son muchas, Fernando Domecq aclara que “si se lidian menos no se podría mantener una ganadería como la que tengo en mis manos. Ya me gustaría a mi no lidiar más que diez al año, pero entonces no se pondría mantener este negocio”.

Fernando Domecq tiene una costumbre ya inveterada de más de veinte años en la selección. “Suelo tentar las vacas de utreras, eso desde siempre, y además ahora he comenzado a probar sementales de utreros, no de erales”. El objetivo, según Fernando, es que “se parezcan mucho al comportamiento que luego se les va a exigir en la plaza”.

Lo de las fundas ha sido preciso hacerlo porque “es cierto que los toros se dañan las encornaduras en el campo. No escucho a nadie admitir que se ha hecho para poder lidiar los toros astifinos, y tampoco me parece acertado que se diga que con las fundas el toro pierde sensibilidad o sentido de las distancias. El toro de hoy es el más astifino de la historia y los astigordos, que también existen, no se pueden lidiar”.

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