_ARJ1548Carlos Crivell.- Gran tarde de toreo a caballo para el comienzo de las Colombinas en Huelva. La competencia entre Hermoso y Ventura es feroz. Ambos lo bordaron. Andrés Romero no se quedó de invitado. Buena tarde de rejoneo con buena corrida de Fernando Sampedro.

Plaza de toros La Merced de Huelva. 1ª de Colombinas. Tres cuartos de plaza. Seis toros de Fernando Sampedro, bien presentados y de juego variado. Con poco celo el 1º; manso, el 2º; buenos 3º, 4º y 5º. Reservón, el 6º. Los tres caballeros salieron a hombros por la Puerta Grande.

Hermoso de Mendoza, una oreja y dos orejas.

Diego Ventura, saludos y dos orejas.

Andrés Romero, una oreja y una oreja.

Fue una gran tarde de toreo a caballo. Se ha llegado casi a la perfección en cuanto a dominio de las cabalgaduras, en la precisión de los quiebros, también en los alardes a dos pistas, de forma que el rejoneo está en su momento de mayor esplendor. A ello contribuyó la llegada de Hermoso de Mendoza y le ha seguido Diego Ventura a su mismo nivel. La competencia entre ambos es vital para este espectáculo. A ambos les conviene torear juntos, pero no solo en Huelva, también en Pamplona y Bilbao.

La corrida fue una permanente exposición del mejor toreo a caballo. Es cierto que en el balance de trofeos influye de manera decisiva el acierto en la suerte suprema. Al margen de trofeos, Hermoso estuvo magistral en ambos, la respuesta de Ventura fue contundente, pero que no se olvide que Andrés Romero ha sedimentado su estilo y sorprendió como un rejoneador de altos vuelos.

Hermoso se enfrentó a un toro sin celo en primer lugar. Los esfuerzos de Disparate para correr a dos pistas tuvieron su recompesa al final cuando cuajó la ‘hermosina’ entre el clamor popular. Con algunos tiempos muertos que restaron brillo a su labor, la eficacia del rejón de muerte fue vital.

Con el cuarto lo bordó de principio a fin. La salida al ruedo de Berlín fue como un oásis taurino. Este caballo es un prodigio de señorío y temple. Si los quiebros surgen sin forzar al toro, las dos pistas son como un reloj de arena, justo y medido. Aún quedó la explosión de Dalí, la seguridad de Pirata y la muerte a la primera para alcanzar un triunfo de clamor.

Ventura saludó en el segundo. Poco premio para una faena de alturas siderales sobre Nazarí, que no solo templó junto a las tablas a un manso sino que quebró y recortó sin un tirón, limpiamente, siempre por encima de la mansedumbre del astado. Las cortas al violín finales fueron explosivas. Solo el doble rejón final dejó sin premio una labor de clase.

A la salida del quinto, Ventura no tenía premio en su esportón. El de Sampedro colaboró lo justo para que sobre Milagro pusiera la plaza boca abajo en unos quiebros cortos enormes de precisión. Un verdadero milagro y una plaza conmocionada ante una demostración genial. No salió Sueño, bastó con Milagro. El final fue intenso. Ahora el rejón fue fulminante

Andrés Romero se ha serenado como rejoneador. No se amilanó junto a los monstruos del rejoneo y demostró unos progresos notables. Sobre Cheke y Guajiro elevó las cotas de su tarde onubense y no importó el primer pinchazo para pasear un trofeo.

A las diez de la noche salió el sexto. Romero se fue a la boca de toriles con el marsellés en una hermosa estampa campera. El de Sampedro se tapó en tablas y la faena fue arriesgada sobre Guajiro. El caballero tiró de espectacularidad con Odiel y la noche acabó en triunfo.