Daniel Luque remató a lo grande el año con cuatro orejas y una sensación de torero cuajado. La corrida de Torrealta fue buene. Salvador Vega anduvo con ganas y Finito dejó detalles sin remate. 

Torrealta / Finito de Córdoba, Salvador Vega y Daniel Luque

Plaza de toros de Jaén, 16 de octubre de 2010. 1ª de la Feria de San Luces. Un cuarto de plaza. Seis toros de Torrealta, el sexto jugado como sobrero, desiguales de presencia y de buen juego en general. Destacaron el tercero, cuarto y el sobrero sexto, que fue el más encastado.

Finito de Córdoba, de tabaco y oro, dos pinchazos, estocada atravesada y seis descabellos (silencio tras aviso). En el cuarto, pinchazo, estocada atravesada y cinco descabellos (división tras aviso).
Salvador Vega, de blanco y oro, media estocada (una oreja). En el quinto, dos pinchazos y dos descabellos (saludos tras aviso).
Daniel Luque, de canela y azabache, estocada (dos orejas). En el sexto, estocada (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta Grande.

Carlos Crivell.- Jaén

El aficionado se siente apenado a ver despoblados los tendidos de las plazas, más cuando en el cartel hay alicientes sobrados. Es el signo de los tiempos, pero la tristeza es mayor cuando los festejos resultan tan interesantes como el que abrió la Feria de San Lucas de este año. Salió una corrida de Torrealta más que digna, salvo dos toros de presentación menor, y de bastante buen juego. Esta corrida fue una buena piedra de toque para calibrar cómo finalizan el año tres matadores sellados por el buen estilo.

El que se llevó todos los honores fue Daniel Luque, solvente y capaz a estas alturas del año. El torero de Gerena anduvo toda la tarde con suficiencia. Saludó tres toros con el capote, uno de ellos el devuelto en sexto lugar, y a los tres les enjaretó verónicas preciosas por el buen juego de brazos y cintura. Dibujó unas elegantes chicuelinas en un quite. Luque mostró ambición de triunfo en cada uno de sus movimientos en la plaza.

A sus dos toros los toreó con gusto en los comienzos de faena, en los que algunos pases por bajo tuvieron cadencia y gusto. La faena al primero de su lote fue más nerviosa, tal vez como si buscara el triunfo por la vía rápida. Ello no fue obstáculo para que algunos muletazos los templara al máximo, aunque lo mejor fue la ligazón.

Al precioso sobrero sexto, un jabonero sucio que nadie sabe por qué estaba de sobrero, le hizo una faena más meritoria. El de Torrealta tenía movilidad encastada. Tras el comienzo espléndido, Luque, ahora ya con premio en las manos, se atemperó y dibujó pases por ambos pitones más reposados. El buen pulso del diestro llevó cosida las arrancadas del precioso astado para componer una bella obra. Remató con sus conocidos pases encadenados y mató por arriba. Doble premio en ambos, pero por encima de todo la sensación de un torero más fresco ahora que en abril.

Salvador Vega remató una actuación buena, pero a estas alturas de su trayectoria no puede conformarse con lo realizado. Mostró su elegancia proverbial en el toreo de capa. Al segundo lo toreó con buen gusto aunque sin poder ligar los pases. Algunos naturales fueron de calidad.

Con el quinto, toro muy flojo, la faena fue más de cuidados que de mando, aunque el toreo fino y de regusto del malagueño se dejó entrever en todo momento. Adornó su obra con circulares y marró con la espada. Bien Vega, pero tiene que estar todavía mejor.

Cuando se contempla la figura de Finito de Córdoba como en esta tarde de Jaén, el cronista se llena de nostalgia recordando lo buen torero que siempre ha sido, pero también se enfada porque ahora es un torero conformista que se dedica a torear con gusto y elegancia sin profundizar en su tauromaquia. Pasó en el que abrió plaza, al que le dio muletazos bellísimos como si estuviera en un tentadero. El torero dibujaba bonitos pases y parecía que no le daba importancia. Eran muletazos de un aroma especial, pero faltaba vibración.

El cuarto fue bueno y Finito estuvo más centrado en una faena discontinua. A un pase precioso le seguía una duda y un baile de zapatillas. Así no era fácil lograr el triunfo, aunque esta vez el público estaba más de su parte. Dejó algunos derechazos dignos del recuerdo eterno. Pero Finito no está por la labor, como bien se comprobó a la hora de la suerte suprema, realizada sin decoro echándose fuera de forma descarada. Una pena ver así a un torero tan bueno.

Por tanto, tarde de toros buenos y detalles toreros por parte de la terna. Todo ello con muy poca gente en los tendidos. Por esta vez, se lo han perdido.

 

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