El Juli acabó con el cuadro en el primero. Hizo la faena de la tarde y dejó la corrida bastante complicada para sus compañeros. El Fandi volvió a destacar en banderillas y Talavante tuvo algún detalle en el tercero que parece que le acerca al torero del año pasado. Todo, con una corrida floja de Victoriano del Río, en la que destacó el segundo por su mayor casta.

Victoriano del Río / El Juli, El Fandi y Talavante

Seis toros de Victoriano del Río, segundo y sexto con el hierro de Toros de Cortés, el sexto lidiado como sobrero, de pobre presencia, excepto el segundo, nobles y justos de raza. Mejores, el primero, noble, y el segundo, bravo y encastado. El resto, sin fuerzas ni casta.

El Juli: estocada (dos orejas) y dos pinchazos y estocada perpendicular (saludos).
El Fandi: media estocada baja y atravesada (una oreja) y estocada (una oreja).
Alejandro Talavante: media estocada (una oreja) y estocada corta tendida (silencio).

Plaza de Jerez, 3ª de Feria. Casi lleno. El Juli y El Fandi salieron a hombros.

Carlos Crivell.- Jerez

De las cinco orejas cortadas, sólo las dos que obtuvo El Juli en el que abrió plaza tuvieron consistencia. El resto fue el producto de una plaza de escasas exigencias y que disfruta con las orejas, como si al no cortarse trofeos la corrida no se hubiera celebrado. El Juli cortó dos orejas al primero de la tarde, que siempre es un toro al que cuesta más trabajo cuajar porque el público anda frío. Pero la labor del espada madrileño no necesitaba muchas luces para ser perfectamente comprendida. El Juli atornilló las zapatillas en el albero y tapó todos los horizontes del animal que se vio obligado a embestir de forma permanente.

El Juli toreó a placer por ambos pitones, aunque las tandas por la diestra fueron más intensas. Sobresalió el mando y el temple. El toro fue noble, aunque siempre queda la duda sobre esta condición cuando delante hay un matador tan poderoso. Al de Victoriano del Río no le quedaba más remedio que embestir a la muleta, que siempre estaba presente y le dirigía el recorrido. Esta labor la remató de forma vistosa y dejó una contundente estocada. Dos orejas de golpe. No vale la pena discutir sobre el valor de estos trofeos, sobre todo cuando en el resto de la corrida se concedieron orejas que no valían nada, salvo para engordar las estadísticas.

El Juli no pudo redondear la tarde en el cuarto, animal de poca presencia, como casi toda el encierro, muy descastado y distraído. El Juli lo intentó con denuedo pero ahora no fue posible el lucimiento. Además, la espada viajó sin fortuna.

El Fandi pasó por Jerez con sus acostumbradas armas. No fue su mejor día con el capote, aunque ciertamente ninguno de sus toros se dejó capotear. Intervino en algunos quites y se reservó, como es normal, para las banderillas. De las colocadas al segundo, el primer par fue poderoso y brillante. De los del quinto, segundo y tercero, bastante meritorios. Ni que decir tiene que la plaza vibró con de Granada en estos tercios. A Fandila se le agradece su entrega para distraer al público, eso que algunos llaman diversión.

Con la muleta ya fue otra cosa. El primero de su lote fue el único toro encastado de la tarde. También fue el mejor presentado. El Fandi no llegó a acoplarse nunca con su embestida. La realidad es que dio multitud de pases, siempre en tandas muy cortas, que sólo al final tomaron cierto vuelo cuando el torero se echó de rodillas. Mató muy mal a este toro y aún así le dieron una oreja.

El quinto fue un toro muy descastado. El Fandi se afanó en otra faena de muchos muletazos, de nuevo en tandas de uno o dos pases y el de pecho. El toro acabó con medio recorrido y rajado. El Fandi tiró de recursos para encandilar a la masa. Mató bien de una estocada y se armó un escándalo en la plaza porque sólo fue premiado con una oreja, que era más que suficiente, pero que al personal le pareció muy poco. La señora presidenta, que sabe poco de toros, escuchó improperios de todo tipo, aunque esta vez fueron injustos.

Alejandro Talavante se llevó una oreja del muy noble y apagado tercero. La virtud del extremeño fue la de prolongar la embestida con bastante temple, sobre todo en los naturales. Se mostró valiente y personal, por supuesto más entonado que en su reciente paso por Sevilla.

Con el sexto, toro sobrero que se lidió por uno que se mató en los corrales, Talavante estuvo insistente, parsimonioso y aburrido. El toro tenía poco gas, ninguna vitalidad, y Talavante lo intentó con escasa convicción.

En definitiva, cinco orejas y una faena buena de El Juli al que abrió plaza, mucha entrega en El Fandi con sus virtudes y defectos de siempre, y un atisbo de recuperación en Talavante.

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