José Tomás llenó la plaza, triunfó en el segundo y fue herido en el cuello por el quinto. La plaza jerezana se llenó de pasión y psicosis en torno al mito del toreo actual. Padilla, en baja forma, y Caro Gil, muy verde, pusieron voluntad.

Núñez del Cuvillo / Juan José Padilla, José Tomás y Caro Gil

Ganadería: seis toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de presencia y juego. Fue noble el segundo; encastado aunque se vino abajo, el cuarto; el tercero, manso. El resto, complicados, sobre todo el quinto y sexto, que sacaron genio.

Juan José Padilla: metisaca bajo y estocada (silencio) y dos pinchazos y descabello (palmas).
José Tomás: estocada (dos orejas) y media estocada trasera y descabello (una oreja).
Caro Gil: estocada (una oreja) y pinchazo, media estocada y cinco descabellos (silencio tras aviso).

Plaza de Jerez. 4ª de Feria. No hay billetes. José Tomás pasó a la enfermería tras matar al segundo para ser asistido de una herida en el cuello de la que fue intervenido. Según el parte presenta una herida de 7-9 centímetros en base del cuello izquierdo que rompe y dislacera el músculo esternocleidomastoideo. Contusión en región esofágica. Se interviene quirúrgicamente con anestesia local y sedación. Se deja drenaje y se traslada en ambulancia a la clínica Los álamos. Pronóstico grave. Fdo.: Julio Mendoza Román.

Carlos Crivell.- Jerez

José Tomás llenó la plaza y se justificó sobradamente en el primero de su lote. La plaza jerezana lo recibió como un redentor de los males de la Fiesta. Tomás no escatimó ningún esfuerzo para lograr el triunfo. El balance final fue de tres orejas y una cornada que le obligó a pasar a la enfermería. La pasión por José Tomás, triunfo pagado con sangre, llenó todo el festejo, como si no hubiera otros argumentos.

Recibió al segundo con lances ganando terreno para acabar con unas chicuelinas ajustadas. Realizó un quite por gaoneras de gran emotividad por las apreturas de cada lance. No cabe más ajuste entre toro y torero. El clima de la plaza había alcanzado niveles muy altos. Las palmas por bulerías a compás atronaron el coso.

La faena de muleta fue muy intensa y algo larga. Se llevó al de Cuvillo al centro de la plaza y lo dominó en dos tandas con la diestra. El toro tenía nobleza aunque poca raza. Lo mejor llegó al natural en varias tandas templadas en las que ligó de forma admirable los muletazos. Los remates fueron especialmente hermosos, sobre todo las trincherillas y el de la firma. Alargó la faena sin causa aparente, aunque de nuevo elevó la temperatura en las manoletinas, muy solemnes, trágicas por el valor de matador, solemnes por el empaque y señorío de cada gesto. Mató de forma contundente y la plaza se volvió tan loca que llegó a pedir el rabo. El presidente sacó dos pañuelos de una vez; lo del rabo no tenía sentido. José Tomás había estado muy bien, pero la psicosis se había apoderado del tendido.

El quinto fue un toro complicado. Remató siempre alto y fue difícil ligarle los pases. José Tomás estuvo de nuevo valiente en una faena menos limpia, hubo algunos enganchones, y resultó cogido al torear sobre la izquierda. Cuando había cogido el estoque, al intentar dar un estatuario hacia adentro, nuevamente fue revolcado y ahora el toro le tiró varios derrotes en el suelo. Lo mató de forma simplemente decorosa y se llevó una oreja consecuencia del miedo que tenía la plaza después de verlo entre los pitones en dos trances emocionantes. José Tomás estuvo bien en Jerez, sobre todo en el primero de su lote, pero en estos instantes su nombre es sinónimo de locura colectiva y de enajenación de las masas.

Los compañeros de Tomás remataron su tarde de forma distinta. Padilla cumplió una actuación poco brillante, mientras que Caro Gil dejó el sello de su toreo de arte y también de su tremenda inexperiencia.

Padilla salió con los puntos de une herida reciente. No escatimó ni un gramo de entrega en ambos. Puso banderillas con voluntad y alguna brillantez. Al primero, al que toreó bajo un vendaval, le hizo una faena voluntariosa en lucha contra un toro con poca movilidad. El cuarto fue mejor en la primera parte de la faena. Ahora no fue capaz de llevarlo toreado por abajo como pedía el de Cuvillo, que al final se paró antes de la cuenta. Padilla se sintió molesto cuando desde algún sector de la plaza se le increpó.

El joven Caro Gil tiene un buen concepto torero. Tuvo mala suerte con su lote. El tercero era manso y no quería salir de las tablas. Con mucha insistencia logró algunas tandas meritorias sobre ambos pitones. Fue cogido en dos ocasiones, la segunda en la suerte suprema. Para premiar el susto, como además es paisano, la plaza le regaló una oreja.

El sexto fue complicado. Caro Gil luchó contra unas arrancadas descompuestas. Lo mejor fue su apostura en los remates. El de Cuvillo acabó vendiendo cara cada una de sus embestidas. El de Jerez lo intentó pero no le pudo enjaretar una faena brillante. Esta vez no acertó con la espada. A Caro Gil se le nota mucho que torea poco.

Como era previsible, José Tomás fue el protagonista de la tarde. Su labor con el segundo llenó de contenido la tarde. Su valor estoico lo pagó con una herida en el cuello. Triunfo y sangre para el torero de mayor tirón del escalafón.

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