Las corridas de la Feria del Caballo de Jerez de 2008 han tenido argumentos interesantes en cada uno de sus espectáculos. En ese sentido, la Feria ha respondido con creces. La tarde del duelo entre Hermoso y Ventura fue gran intensidad. Menos brillante fue el festejo del jueves, salvado al final por una faena con perfiles de buen toreo de Cayetano. Más emotivo fue el triunfo de El Juli el viernes, autor de una gran faena con el acompañamiento de la acostumbrada entrega de El Fandi. La llegada de José Tomás fue explosiva. Lleno la plaza y toreó muy bien a su primer toro, aunque luego fue cogido para ponerle un trágico contrapunto a la tarde. Finalmente, Miguel ángel Perera tuvo una gran tarde el domingo que se saldó con una solitaria oreja aunque cuajó dos faena enormes.

Ha sido una Feria llena de matices, algunos cuestionables por su cara negativa, aunque muchos otros deben inscribirse en el lado positivo de un ciclo muy interesante. No ha sido brillante ni la presentación de las corridas ni su juego. A pesar de las muchas orejas cortadas, el ganado no ha dado el juego que debe esperarse en Jerez. La de Juan Pedro, muy mala por falta de casta; la de Victoriano del Río, correcta sin rematar con dos toros de mejor nota; la de Núñez del Cuvillo, muy desigual, desde el encastado cuarto, a los peligrosos quinto y sexto sin olvidar al noble y descastado segundo. Tampoco remató la de Parladé, algún toro suelto fue bueno, pero el conjunto fue soso y justo de raza.

También hay que poner en el lado negativo las decisiones de los presidentes. Ha habido mucho capricho a la hora de premiar las faenas, ahí gana la señora presidenta, pero lo más curioso ha sido la forma de interpretar el reglamento en cuanto a la duración de las faenas. El aviso está para anunciar que ha pasado un tiempo concreto y los presidentes no llevaron reloj a la plaza. En la de rejones dejaron a los caballeros poner todas las banderillas largas y cortas que les vino en gana. Algunos toros murieron con doce farpas o garapullos clavados en su anatomía. Ese asunto esta regulado y debe respetarse. Y aunque no sea materia estrictamente taurina, hay que mandar una llamada de atención a la empresa sobre la ubicación de la prensa. En el siglo XXI, tiempos de informática, hay que disponer de un espacio para que se puedan escribir las crónicas inmediatamente finalizado el festejo. Y, por supuesto, debe estar prohibido maltratar a quien intenta escribirla en la misma plaza.

La corrida de rejones se planteó como un duelo entre Hermoso de Mendoza y Diego Ventura. La corrida de Bohórquez fue buena en conjunto. Los mejores, segundo y quinto, el lote completo del navarro. Por delante, Fermín Bohórquez estuvo entonado sin pasar la raya. Mejor en el cuarto en una labor justa y medida.

Hermoso de Mendoza atacó de entrada y realizó una vibrante faena sobre Silveti en su primer toro. Fue un rejoneador que puso sobre el albero toda su calidad y una alta dosis de espectacularidad, sobre todo al final al agarrase de los pitones del toro. Mejor estuvo en el quinto sobre Chenel. Fue una actuación limpia y redonda que marró con el rejón de muerte.

Diego Ventura llegó a por todas y triunfó, pero quedó algo eclipsado por el huracán de Pablo. Estuvo muy bien la lidia de su primero toro, aunque ello le restó vibración. El sexto se rajó pronto y Ventura lo hizo todo para llegar al triunfo. Con Manzanares y Distinto pudo elevar la emoción de su faena.

Cayetano salva una mala corrida

La de Juan Pedro Domecq fue una pésima corrida ante la que se estrellaron El Cid y José María Manzanares. Pocas fuerzas y escasa casta exhibieron los toros. Sólo Manzanares pudo enjaretar algunos muletazos brillante al primero de su lote. Cayetano, que había estado descentrado con el tercero, toro también con alguna posibilidad, se desquitó en el sexto en una faena realizada cerca de las tablas. Dos tandas con la derecha, una de naturales y los de pecho fueron la nota alta de su labor, aunque fue su empaque y apostura lo que sobresalió del conjunto. Al matar de una estocada se desbordó la euforia y fue premiado con dos orejas generosas cuando lo correcto hubiera sido un simple trofeo. La señora presidenta se enajenó con los gritos que las admiradoras de Cayetano lanzaban cantando sus cualidades estéticas.

El Juli, una faena maciza

El comienzo de la corrida del jueves fue impresionante. El Juli realizó una demostración de dominio, temple y seguridad ante un toro bueno pero exigente. El sitio y una muleta siempre puesta para mandar al toro fueron la base de un a labor muy redonda que se premió con justicia con dos orejas. En su segundo toro, mansito y descastado, no pudo redondear su tarde.

Por su parte El Fandi puso sobre el albero sus armas de espectacularidad y entrega de siempre. Brilló con capote y banderillas y realizó dos faenas voluntariosas, mejor la de su primer toro, que sin embargo remató mal con la espada. Cortó una oreja a cada toro y se armó un escándalo cuando le pusieron la segunda del quinto, algo que no venía a cuento. Por su parte, Alejandro Talavante ofreció mejor imagen en Jerez, especialmente en la faena templada por naturales del tercero. Fue un atisbo de recuperación que debe ser bien recibido. No pudo completar la tarde por la escasa vitalidad del sexto al que hizo una faena larga y reiterativa sin emoción.

El suceso José Tomás

El de Galapagar llenó la tarde del sábado. Desde que se abrió de capa para lancear al segundo la emoción prendió en la plaza. Las chicuelinas intercaladas al recibo junto a los lances por la espalda fueron escalofriantes. El toro bueno pero algo distraído. Tomás estuvo soberbio en el comienzo, al venirse el toro a la hora del brindis, para seguir con tantas sobra ambos pitones. El toreo sobra la izquierda fue más templado y ligado; los adornos, preciosos, sobre todo las trincherillas y los de la firma. El punto final de las manoletinas, trágicas y solemnes, desastaron la pasión. Al matarlo, junto a la pasión llegó la psicosis de una plaza que reclamó hasta el rabo, algo absolutamente improcedente.

Lo que sucedió en el quinto fue otra historia. Ese toro fue malo, derrotó siempre alto y no permitió una faena limpia. Tomás, firme y estoico, lo toreó contra viento y marea. Fue cogido en dos ocasiones, la primera en un natural y la segunda cuando ya tenía la espada de acero en la mano al dar un pase por alto. Recibió una paliza, el cuello se llenó de sangre, mató al toro y le dieron una oreja que no paseó. Se fue directamente a la enfermería. La emoción, al límite. La leyenda, por las nubes.

Padilla salió con una herida reciente y ello se notó en los resultados de la tarde. Se entregó para buscar el triunfo, pero ni el primer toro era bueno ni entendió al cuarto. Por su parte, Caro Gil demostró que tiene un concepto artístico del toreo y que aún no tiene el oficio aprendido. Recibió una paliza en el tercero y no pudo hacer nada con el muy complicado sexto.

El temple de Perera

La Feria acabó con una corrida noble y sosa de Parladé, a excepción de los más complicados cuarto y quinto. En conjunto, una más que manejable corrida, a la que no se le cortó más que una oreja por culpa de la espada, sobre todo en el caso de Perera, que cuajó dos faenas muy serias y que debió cortar cuatro orejas.

El extremeño cuajó al buen tercero de principio a fin. El temple y el valor fueron la nota dominante. Como suele hacer, Miguel ángel se dejó acariciar los muslos por los pitones. Sólo el fallo con la espada le dejó sin premio. Volvió de nuevo a lucirse con el sexto, al que hizo un quite muy valiente por gaoneras. Este sexto tenía alguna dificultad porque punteaba al final, pero Perera logró fijar la embestida en una faena de creciente intensidad.

Finito dibujó espléndidos muletazos al excelente primero. El empaque y la elegancia del torero cordobés quedaron patentes, pero Finito debió estar más rotundo. Con el cuarto, toro malo, Finito abrevió.

Rivera dejó una grata impresión porque transmite su oficio seguro y una gran templanza. El tercero parecía reparado de la vista, pero Rivera dio pases limpios con poco ajuste. Nadie esperaba nada en el quinto, toro incierto, pero la insistencia y el conocimiento de su profesión le permitieron pasar por Jerez con solvencia.

FICHAS DE LAS CORRIDAS

30-4-08

Ganadería: seis toros muy despuntados para rejones de Fermín Bohórquez, terciados, flojos y de buen juego para el rejoneo. Destacó el segundo.

Fermín Bohórquez: silencio y una oreja.
Hermoso de Mendoza: dos orejas y una oreja.
Diego Ventura: saludos y dos orejas.

Plaza de Jerez, 30 de marzo de 2008. 1

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