Se cumplen 60 años este 30 de abril del encuentro histórico de Diego Puerta con el toro de Miura ’Escobero’, al que el torero sevillano le hizo una faena que será recordada por el valor y las agallas del diestro. Ocurría en la tarde del sábado 30 de abril de 1960, penúltimo día de la Feria, ya que el festivo 1 de mayo también hubo toros en Sevilla y se cerró el ciclo del citado año.

Diego Puerta llegó a la Feria de 1960 con bastante cartel, que se había ganado a base de valor en el año anterior. De hecho, fue contratado para tres corridas de toros los días 29 y 30 de abril y el 1 de mayo. Diego Valor, como se le conoció, había tomado la alternativa dos años antes en la misma Maestranza el 29 de septiembre de 1958 de manos de Luis Miguel Dominguín, que le cedió la muerte del toro ‘Zambombero’, de la ganadería de Arellano y Gamero Cívico en presencia de Gregorio Sánchez.

En 1959 no fue contratado en Sevilla. Fue un año duro en el que recibió varias cornadas graves en las plazas de Inicia la campaña de 1959, en la que sólo hizo el paseíllo en 28 corridas y en las que sufrió tres cogidas graves en las plazas de Barcelona, La Coruña y Bilbao. Esta última fue dramática porque le partió el hígado un toro de Guardiola. En su primer año de alternativa ya había comenzado a mostrar lo que sería su carrera: valor y más valor, así como múltiples percances. Un grupo de aficionados le rindió homenaje al final del año en Sevilla.

En la primera corrida que toreó en la Feria de 1960, el día 29, abrió cartel con una corrida del Duque de Pinohermoso y Mondeño y el portugués José Julio de compañeros. El sevillano dio tres vueltas al ruedo. La cita era de la Miura, donde haría el paseíllo con Ángel Peralta, Curro Girón y Antonio Cobos. Fue una clásica corrida de Miura, muy voluminosos, con los toros en tipo de la casa y una gran variedad en el pelaje. De blanco y azabache, figura menuda, gracia y valor a raudales, la vida en permanente apuesta, es de las tardes que nunca se pueden olvidar. No se acuerda nadie de las veces que Escobero, que pesó 593 kilos, cogió a Diego Puerta, sólo sabemos que cada vez que lo prendía, su menuda figura resurgía para seguir poniendo el cuerpo y el alma. Lastimado y dolorido, el torero se apoderó del ánimo de la plaza. Escobero le abrió las puertas de la gloria. Fueron tres volteretas escalofriantes y un sinfín de achuchones. A la hora de matarlo, lo cogió por última vez. Cuando cayó el miura, Puerta se derrumbó conmocionado.

Escobero, de llamativa capa berrenda, fue la piedra de toque para que Puerta alzara su voz en la Fiesta. Cuando pasó a la enfermería, los médicos que le esperaban rompieron en una ovación para premiar tanto arrojo. Mientras, su banderillero Angelete paseaba la oreja.

Estaba anunciado para volver a torear al día siguiente y en Sevilla se hicieron apuestas a que no acudiría. Pero se vistió de luces y apareció en la puerta de cuadrilla vestido de rosa y oro, la cara llena de esparadrapos – no lo olvidaré nunca – y Curro Romero y Curro Girón a su lado. Fue ovacionado en el primero de su lote. El sexto, de 558 kilos, se lo brindó a Juan Belmonte, y realizó una faena primorosa rematada de una estocada. El presidente, don Tomás León, le concedió las dos orejas. Diego Puerta salió lanzado de Sevilla, pero no hay dudas que la faena épica a ‘Escobero’ fue vital en su trayectoria. Se cumplen hoy 60 años.

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