Ya está bien señores, ya está bien de tanto abuso y tanto descaro por parte de los profesionales del G-5, con discursos vagos y comunicados indignantes en donde ser refleja un abuso de poder y una falta de sensibilidad hacia el aficionado que provoca una estulta sonrisa y un atropello a la cultura más elemental.
El último comunicado – de los pocos que faltaban – de Julián López “El Juli” es digno de estudio y consideración. Me provoca cierta incredulidad sobre lo que afirma en su contenido, y expresiones para nada “sacrificadoras” para el espectáculo me deprimen y me convierten en un aficionado frágil y nada esperanzador sobre el futuro de la fiesta.
Y es que cuando una figura del toreo – porque lo es, y tiene su Curriculum Vitae por actuaciones que así lo califican – argumenta con palabras y razonamientos poco convincentes – supuesta rebaja salarial – su ausencia de la Plaza de Toros de Sevilla, se me viene a la cabeza los grandes males del eje estructural de la fiesta – muy consentida por todos los estamentos taurinos, incluso los periodistas que no lo han denunciado nunca – y el simplista razonamiento que conlleva explicarlo por parte de uno de los principales actores.
Que López Escobar diga que su ausencia obedece por un «compromiso ético con la tauromaquia» es tan vulgar como un político explicando su dimisión por robar unos cuantos miles de millones del erario público. Son explicaciones inútiles porque la sociedad civil, a estas alturas, no comulga con ruedas de molino.
Y es que ese «compromiso ético» deja mucho que desear depende del contexto donde se diga o se explique. Si esa obligación lo afirma en Cancún (México) antes de la lidia de un animal indecoroso e indecente, sospechoso de “Gillette”, y sin el trapío ejemplar que debe ser lidiado por una figura del toreo, me conformaría con lo dicho, pero viendo las imágenes que vienen del otro Continente, y lo que una figura española quiere “ejemplarizar” me parece lamentable que utilice ese “compromiso ético».
La ética debe tener cierta razón, un criterio inequivoco, que es salvaguardar los valores esenciales de la Tauromaquía, como son la bravura, la integridad y la casta, y sobre todo el respeto hacia el aficionado. Y ese respeto a la integridad debe ser un elemento primario, ya que como el propio torero expresa,«los toreros pedimos respeto a todos los valores que representamos». ¿Y el respeto al aficionado/cliente, a quién se lo exigimos, Sr. López Escobar?.
Y seguiré afirmando, en este medio, o en cualquier foro, que en este asunto tanto la empresa, como el G-5, tienen unas responsabilidades directas sobre la cuestión, pero con ciertos comunicados, quienes están haciendo un «efecto boomerang» en su contra, son los propios toreros, que no están pensando en sus compañeros de profesión, – a los que ellos ignoran en ese «compromiso ético» cuando elaboran las “ferias” – ni en el aficionado, que en definitiva es el “juzgador” de todas sus actuaciones cuando acuden a la plaza y se “retratan” en la taquilla pertinente. Eso es lo que conlleva los abusos…, y que cada cual aguante su vela.