Juan PAlarconJuan Manuel Pérez Alarcón.- Llegábamos a la plaza sin noticias de «corrales» y eso en Sevilla, y en los últimos días, ya era noticia. La corrida de «El Pilar» de impecable presentación, excepto el último de la tarde, se ha lidiado en su totalidad, en una tarde donde la entrada ha sido pobre (media plaza escasa), y donde hemos visto una interesante corrida, brava y un gran toro – el tercero- que ha sido muy aplaudido en el arrastre. Se le pidió la vuelta al ruedo, pero quizás su pelea en varas haya sido decisiva para no darla.

 Miguel Abellán tuvo un primer toro, sobrero de Jandilla, de muchos kilos que no estuvo a gusto en los lances con el capote. Un mulo de Jandilla de 621 kilos que no tuvo ritmo alguno. Derribó al caballo y el toro rompió a peor. Complicado en la muleta, al intentar ligar los pases hacia hilo, lo que imposibilitaba cualquier atisbo de lucimiento. Abellán tampoco estaba para apretar el acelerador al natural, mejor pitón del animal.

 Abellán no llegó acoplarse con el cuarto toro que términó aburriéndose con embestidas irregulares pero que cuando se cruzaba con el animal embestía con mucha calidad y bravura. No se entendieron y el toro tras su muerte fue aplaudido en el arrastre. No fue el día de Abellán que debió estar mejor ante toros que pudieron ser mejor aprovechados.

 Manuel Escribano se fue a porta gayola para recibir a su primer toro y demostró valor y firmeza porque el toro le hizo un extraño y un regate. Tras ese intento lanceo de forma suave y templada a un toro que se dejó torear con el capote. Buen quite por chicuelinas de Mora. En el tercio de banderillas mostró más voluntad y valor que acierto. En la muleta gusto su planteamiento inicial para sacarse al toro. Bajó de intensidad la faena que no tomó el vuelo deseado. Molestó el viento y los enganchones en el engaño lo que hizo que todo se viniese abajo. El mal uso del descabello fue la nota negativa.

 En el quinto topó con un toro que tuvo cierta sosería y un peligro sordo que provoco ciertos sobresaltos. Nunca se empleó a fondo, el animal más incierto de la tarde. Vibrante fue el tercio de banderillas con un tercer par por los adentros y pegado a tablas que tuvo emoción y riesgo. En la muleta no se ejercitó y Escribano lo intentó todo pero sin la cobertura de éxito deseado. Mucha disposición ante un toro noble pero sin la chispa que debía tener para que la faena cogiese ritmo. Tras una estocada corta se fueron para el una palmas de despedida.

 David Mora recibió con un saludo capotero de forma magistral, lanceando a la Verónica. En el caballo fue mal picado. Brindó al público y de exquisito gusto tuvo el comienzo de faena del toro. Sonó la música tras embraguetarse de toro el diestro de Madrid. Tuvo dos series con la derecha muy buenas. Se acopló a veces al buen son del toro, que embistió con alegría y nobleza. Y digno fue su toreo al natural. Los detalles finales caldearon el ambiente y tras una estocada caída se le concedió una oreja. Buen toro que fue aplaudido en el arrastre y que debió irse al desolladora sin la otra oreja. Se conformó con una el torero. Buen toro este «Niñito» que llevará el honor de ser uno de los toros de la Feria.

 Mora en el sexto no pudo lucirse con un toro feo de hechuras y muy pobre de presentación para Sevilla, que no le permitió torear con el capote. En la muleta calamocheó e impidió el lucimiento a Mora. No tuvo emoción y apenas hubo conexión en los tendidos. Tras la muerte del toro fue prendido sin consecuencias. Al final fue silenciada su labor.

 Sevilla y la feria necesitaba este día, con una corrida buena, con matices con un «Niñito» que debe ser el ejemplo de lo que debe ser un toro de Sevilla y para el toreo. Así con ese molde se llenaban las plazas y la gente se volvería a emocionar.

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