Segundo festejo de la Feria de Dos Hermanas (Sevilla) con la salida a hombros de la terna formada por El Cordobés, Javier Conde y El Fandi.

Plaza de toros de Dos Hermanas (Sevilla). Sábado 14 de mayo. Segunda corrida de feria. Tres cuartos de entrada en tarde calurosa. Presidió con cierto rigor Fernando Vázquez. Al final del festejo salieron en hombros los tres matadores y el mayoral.

Seis toros de El Torero, desiguales de tipo, cómodos de cabeza y nobles en general (1º algo incierto, 2º bravucón y el resto nobles en distinto grado, destacaron 4º y 6º, a este último se le concedió la vuelta al ruedo pero no se le dio)

Manuel Díaz “El Cordobés”, de azul celeste y oro: pinchazo y estocada (oreja). Pinchazo y casi entera atravesada (dos orejas)

Javier Conde, de malva y azabache: metisaca y casi entera (oreja). Estocada corta algo perpendicular y dos descabellos (oreja tras aviso).

David Fandila “El Fandi”, de grana y oro: dos pinchazos y estocada (oreja). Estocada tendida (dos orejas y rabo).

Álvaro Pastor Torres.-  Dos Hermanas

Caía el sol tras las veletas de las torres de las haciendas nazarenas en busca de la línea azulada que marca el Guadalquivir en el albor de la marisma cuando la corrida iba in crescendo en animación, gracias a un encierro con mucha nobleza de El Torero, a unos matadores con ganas de agradar y a un respetable ávido de espectáculo, fuera o no en los más estrictos cánones de la tauromaquia.

El Cordobés anduvo toda la tarde muy templado, tanto en su terciado primero, en el que no se prodigó en exceso con el tremendismo, como en el voluminoso burraco que hizo cuarto, al que llevó con buen son a media altura para pasar después al salto de la rana que hizo las delicias del público.

Conde recibió con lances de mucho gusto al segundo y firmó una faena con altibajos en la que se gustó a ráfagas. Más decidido con su segundo, principió ya el trasteo con ese peculiar concepto del toreo desmayado. Varios desarmes inoportunos rompieron la continuidad de un trasteo que acabó al alza con los mejores pases de la tarde.

El Fandi brilló como es normal en él durante el tercio de banderillas. En el que cerraba plaza alternó el toreo fundamental correctamente ejecutado con molinetes de rodillas y manoletinas que encendieron aún más a unos tendidos muy recalentados ya a esa hora en la que el astro rey se pierde tras el río grande.

Foto: Álvaro Pastor Torres