Carlos Crivell.- Los hermanos Eduardo y Antonio Miura acuden a la reunión del balance anual con esa tranquilidad que les proporciona la estabilidad de su ganadería. No hay excesivo triunfalismo, tampoco pesimismo, “porque nuestros toros tiene una cierta regularidad, tanto para lo bueno como para lo malo. Son los toros de Miura”. Repiten lo que ya dijeron hace un año: “La de 2010 ha sido un año normal en nuestra ganadería”.

Las plazas francesas han sido los principales escenarios donde se han lidiado las corridas de miura en la pasada temporada. “De nuevo comenzamos en Arles, que fue una corrida buena en general tanto para el el ganadero como para los toreros y el público. Salieron toros buenos y no se cortaron más orejas por el fallo con la espada”.

El plato fuerte de Sevilla, donde son habituales desde hace muchos años les dejó “satisfechos en general, porque hubo un par de toros que se dejaron mucho, como uno de El Fundi y otro de Rafaelillo, aunque los hubo más difíciles. Fue una corrida de Miura en el más amplio sentido de la palabra”.

En contra, los hermanos Miura quedaron muy descontentos de la corrida de Nimes, “que fue mala sin paliativos y no hay por dónde salvarla”. En cambio recuerdan con agrado un toro, que tenía casi seis años, que lidiaron en la plaza de Ávila, el día de la alternativa de Luis González, “que estuvo muy bien y que cortó una oreja a cada uno de sus toros, aunque uno de ellos fue el mejor”. Esta corrida de Ávila “fue quizás la de de menos cara del año, pero el que en conjunto fuera buena no significa nada especial, porque n nuestro caso hay toros con mucho volumen y embisten muy bien, y también a veces toros más chicos son malos. Es verdad que con toros menos aparatosos los toreros andan más confiados”.

De la corrida de Pamplona no guardan recuerdos agradables. “No nos engañemos, no fue buena y basta. Es un tipo de corrida que no dijo nada especial, aunque cumplió el expediente. Nosotros estamos muy agradecidos a Pamplona y Sevilla, porque siempre confían en nuestra ganadería al margen del los resultados de cada año. Es algo digno de agradecer”.

En cambio, la corrida lidiada en Bayona la tienen en alta estima, “porque los seis toros dieron posibilidades para los toreros, pero de nuevo la espada les quitó trofeos a los matadores. Ahora las cosas están de una forma que si no hay orejas parece como si los toros no hubieran servido, pero en este caso fue una pena”.

De la corrida de Beziers dicen que “fue muy de Miura, muy dura, aunque fue un espectáculo que tuvo al público en vilo todo el tiempo, algo que esas plazas es muy valorado. El público francés es muy entendido y espera ver al toro y si sale duro, fuerte y complicado, observa la lidia con tanto interés como si fuera más suave. Sin embargo, ese día toreó por primera vez toros de Miura Antonio Barrera y pudo cortar orejas si mata bien, lo mismo que Julien Lescarret. Allí nadie se aburrió. En una feria de plaza francesa hay un abanico de toros de todo tipo, porque gusta esa variedad, algo que no está pasando en muchas plazas de España, donde se repite en todas las corridas el mismo tipo de toro”. Y tampoco fue de triunfo la de Mont de Marsan, “que no le gustó al público por la presencia, aunque algunos se dejaron torear”. Como de costumbre, la casa Miura lidió una novillada, este año en Hagetmau, “que fue muy buena”.

En el análisis del año puede sorprender una corrida buena casi por completo en Bayona y una casi por completo difícil en Beziers. Se podría pensar que en esta casa no se intenta seleccionar los toros para que se repartan buenos y malos, como bien presumen en algunas otras muy conocidas. “Nosotros no podemos presumir cómo van a salir los toros, es más pensamos que influyen tantas cosas en el juego que es imposible tenerlas a todas controladas”. En un paso más adelante, ambos opinan que “para Miura tan bueno es que salga una corrida dejándose dar pases como que salga complicada. Todo es Miura. Lo malo para nosotros, lo que es un fracaso como ganaderos, es que salgan toros que no digan nada, eso nos preocupa mucho”.

Han lidiado 8 corridas de toros y a novillada citada. Es la cifra que ahora mismo se adapta a las condiciones de la ganadería. “Para el año próximo volveremos a Arles el Domingo de Resurrección, Sevilla, Pamplona, Bilbao, donde ahora volvemos después de algunos años, los tres de Valencia y tres de Nimes con los de Victorino”.

Antiguamente –prosiguen los hermanos – era más frecuente ese tipo de corridas con dos ganaderías, es un estímulo nuevo para poner en competencia a dos ganaderos, que nos parece interesante. En este caso irán tres a Valencia y tres a Nimes, donde volveremos en septiembre en la feria de la Vendimia. Volveremos a Beziers, pero no a Bayona, donde sólo repiten a la triunfadora, y han considerado que la mejor fue la de Fuente Ymbro. El año que no haya triunfadora van a tener un problema”.

Las novedades del año serán, por tanto, Bilbao y Valencia. “Son plazas muy importantes y donde hemos tenido siempre mucho cartel. A Valencia siempre llevábamos una corrida en julio. Nuestro padre apartaba siempre 14 toros al comienzo de cada año para Sevilla y Valencia. Los que estaban más gordos iban a Sevilla, porque Valencia era en julio y a los menos rematados les daba más tiempo a ponerse fuertes. Pero es el detalle de cómo Valencia siempre fue una constante en nuestra casa. Ahora se exige, en Valencia y en todas partes, un toro muy grande. En el año 1970 se lidió una corrida muy bonita, porque no teníamos otra cosa, y salió enorme. Palomo cortó cuatro orejas y un rabo a nuestros toros”.

Respecto al número de corridas de cada año, la ganadería de Miura está estabilizada en las ocho, “aunque se podría subir algo, por ejemplo a diez, pero no más, tanto por el tipo de toros nuestro y porque el mercado está ahora más estable. Nuestro padre tenía lista de espera para tres años, pero ahora todo es diferente. Seguimos herrando de 75 a 80 becerros todos los años y de ahí no vamos a salir”.

EL GESTO DE EL CID

Tanto Eduardo como Antonio Miura están de acuerdo en que “siempre es bueno que las figuras hagan gestos especiales con nuestros toros. El que está arriba es por algo. Y siempre se apuntaron las figuras a torear nuestra ganadería. Por eso es muy bueno que El Cid se vaya a enfrentar a los toros de Valencia y Nimes. Es de agradecer y Manuel Jesús puede entender bien a estos toros”.

LA CRISIS APRIETA

La crisis está presente en la charla. “Han desaparecido algunos encastes, tal vez porque no se hayan adaptado al momento, pero estos tiempos serán decisivos para saber cuántas ganaderías pueden subsistir. Muchos que llegaron al toro y lo han dejado cuando ha bajado la demanda, que en algún momento fue exagerada. Nosotros tenemos nuestro mercado porque los públicos siguen acudiendo y eso es lo que nos mantiene”.

(*) Carlos Crivell – Publicado en la revista Aplausos de 1 de febrero de 2011

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