José Tomás triunfó sin grandes esfuerzos. Tres orejas por la generosidad de sus partidarios en una tarde buena, correcta, pero sin compromisos. Lo mejor, el toreo de capa de Daniel Luque. Liria, mal con dos toros de bandera.

El Pilar / Pepín Liria, José Tomás y Daniel Luque

Ganadería: cinco toros de El Pilar y uno, 5ºbis, de El Torreón. En general, bien presentados excepto el devuelto quinto, y de juego variado. Excelente, por noble, el primero; encastado, aunque duró poco, el cuarto; noble, el segundo; apagado y descastado, el tercero. El sexto, manso y difícil. El sobrero, manejable.

Pepín Liria: estocada (una oreja) y estocada honda, baja y tendida (saludos).
José Tomás: pinchazo y estocada (una oreja) y estocada desprendida (dos orejas).
Daniel Luque: estocada trasera (saludos) y dos pinchzos, estocada qeu asoma, pinchazo y descabello (palmas).

Plaza de Málaga, 20 de agosto de 2008. No hay billetes. Minuto de silencio por los fallecidos en Barajas. Saludó Curro Roblñes en banderillas.José Tomás salió a hombros por la Puerta Grande.

Carlos Crivell.- Málaga

José Tomás llenó la plaza, celebró su cumpleaños a los sones de la banda de música y cortó tres orejas para salir a hombros. Según esto, José Tomás cumplió una tarde completa, pero no fue así exactamente. Todo esto lo consiguió sin acercarse a la dimensión de torero que tiene más que demostrado. Es una suerte la suya, que sin ofrecer su talla máxima logra encandilar y apasionar a los tendidos. Se le canta lo bueno, lo regular e incluso lo malo. Así se explica que La Malagueta se sintiera feliz y le recompensara con tres orejas de muy discutible valor a tenor del contenido de su actuación sobre el ruedo. José Tomás sacó en Málaga su plan B, pero fue suficiente para lograr el triunfo y mantener su estela de mito.

Se lidió una corrida de El Pilar, con el añadido del sobrero de El Torreón que salió como quinto, que tuvo algo de todo. Hubo toros con nobelza, el primero; encastados, el cuarto; muy descastados, como el tercero, y el peligroso sexto. Su presentación fue dispar. El que se devolvió por flojo no tenía el trapío mínimo para saltar al ruedo.

José Tomás se llevó los honores y las palmas. Liria se despidió de La Malagueta con la suerte de cara. Sus dos toros fueron para bordar el toreo. Daniel Luque obsequió a los aficionados con una nueva muestra de ganas y casta, pero también de calidad, sobre todo en un ramillete de verónicas que ya quedan inscritas como lo mejor que se ha realizado con el capote en este ciclo.

El primer astado que mató Tomás tenía el defecto de rematar al final del muletazo. Este problema no acabó de ser resuelto por el matador, que se vio obligado a muletear sin poder ligar los pases. Muy al final, pudo rematar una tanda de pases al natural más largos y profundos. Donde Tomás estuvo inspirado fue en los adornos, ya algunas trincherillas gloriosas, ya en los pases de la firma. Las manoletinas le pusieron el broche a su labor y llegó la oreja tras una estocada defectuosa.

Su capacidad para enardecer a las masas se comprobó en el manejable sobre de El Torreón, toro que iba y venía con facilidad sin mucha clase. La faena tuvo el soporte de la mano izquierda. no siempre con la ligazón precisa, siempre con el torero tocando con algo de violencia para desplazar al astado. Su labor subió nuevamente en los pases de adorno, de nuevo trincherazos enormes, para acabar con unos ayudados a media altura muy firmes y de pasmosa quietud. Remató de una estocada y se le concedieron dos orejas desproporcionadas en relación con la faena realizada.

Este triunfo del torero de Galapagar llenó de felicidad a muchos presentes en la plaza, que habían puesto el dedo en esta fecha como la corrida soñada, o bien porque así, con tres orejas, sentían que el dinero desembolsado había tenido algún sentido. José Tomás cumplió bien, pero en otra actitud a la de tardes de mayor pureza, de toreo más ligado o de mayor transmisión trágica de su figura. Tampoco es bueno que todas las tardes acabe su anatomía en la enfermería, porque ello desconcierta a los públicos y a las empresas.

Liria se despidió de La Malagueta con la gran suerte de llevarse dos excelentes toros. El primero, enorme, debió ser premiado con la vuelta al ruedo. Liria le dio pases sin templanza ni serenidad. Fue una pena que no se reposara ante tan buen colaborador. La gente, cariñosa, le premió con una oreja. El cuarto embistió con raza hasta que se agotó. Los pases se sucedieron, otra vez vertiginosos y escasos de profundidad. Al final, con el toro más apagado, todo se embarulló.

Danel Luque firmó lo mejor de la tarde con el capote en el tercero. Lances a la verónica de gran calidad tanto en el saludo como en el quite. Jugó los brazos con belleza y el toreo a la verónica recobró su grandeza. El tercero se paró totalmemte en la muleta. La ganas y el arrimón dejaron claro que este torero tiene futuro.

El sexto fue un gañán, manso y complicado. No hubo manera de fijarlo en los engaños. Daniel Luque no se descompuso y eso ya fue bastante, aunque fue desarmado varias veces y pasó un quinario con la espada, Luque lo intentó siempre.

La tarde fue dominada por un José Tomás que tiene en el público un fiel aliado para el triunfo, todo ello dicho sin restar ningún ápice de importancia a su figura y a la trascendencia de su presencia en los ruedos, pero cuando no es el torero de siempre, también hay que contarlo, al margen de las orejas cortadas con tanta generosidad.

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