Decepción en el cierre con seis toros diferentes y escasa calidad, salvando el buen toro de Daniel Ruiz, algo el de Cuvillo y el de Victorino.

Distintas ganaderías/ El Juli, Manzanares y Perera

Seis toros de las ganaderías de Daniel Ruiz, Núñez del Cuvillo, Victoriano del Río, Toros de Cortés, Garcigrande y Victorino Martín. Nobles los de Daniel Ruiz y Victorino. El resto, justos de raza y sin clase.

El Juli: una oreja y saludos.
José María Manzanares: saludos y saludos.
Miguel Ángel Perera: palmas y saludos.

Olivenza, 7 de marzo de 2010. 4ª de Feria. No hay billetes. Saludaron en banderillas Trujillo, Luis Blázquez y Curro Javier.

Carlos Crivell.- Olivenza

Se salvó la Feria de Olivenza, aunque en el festejo del cierre el agua no quiso perderse el espectáculo. La corrida final se planteó con seis toros de diferentes dividas (en realidad Victoriano del Río lidió por partida doble). El resultado no invita a repetir el experimento. Sólo el primero de Daniel Ruiz tuvo alguna calidad y se dejó torear. Del resto, algo del toro de Cuvillo y el de Victorino, pero poca cosa. La común fue la falta de calidad, las caras altas y las embestidas remisas.

Sólo se cortó un trofeo, algo que denota que la corrida fue una mezcla entre un mal sueño y una pesadilla. Esa oreja, además, fue el producto de una faena de El Juli en el toro que abrió plaza, de ahí que el resto del festejo fuera un menú pesado de difícil digestión. Fallaron los toros, también los toreros y hasta el público, que se comportó con una frialdad excesiva, por ejemplo en el segundo de la tarde, con el que Manzanares mereció más premio.

El Juli hizo una excelente faena al de Daniel Ruiz, muy ligada, acertada en las distancias, con la profundidad natural que suele imprimir a su toreo, que remató con un toreo de parón muy llamativo. La contundente estocada dio paso a un trofeo merecido.

El cuarto, de Victoriano del Río con el hierro de Toros de Cortés, salió con bríos, se entregó en una vara bravura y ahí se acabó. Parecía lastimado, pero la realidad es que no remató las embestidas. El esfuerzo del diestro no tuvo recompensa.

Manzanares le dio pases bellísimos al de Núñez del Cuvillo, un jabonero de arrancadas desiguales con predominio del genio. Faltó la ligazón plena, pero algunos naturales ligados con el natural buen gusto del alicantino fueron obras del mejor arte. Mató de una gran estocada y el público no pidió la oreja. Con el de Garcigrande no pudo remontar la tarde. Lanceó a la verónica de forma admirable. Curro Javier colocó dos pares enormes. La faena fue de intermitencias, siempre con el toro con la cara alta y sin clase.

Perera no repitió el triunfo del día anterior. El tercero, de Victoriano del Río, no tenía trapío. Tampoco calidad. Perera estuvo mucho tiempo en la cara sin poder concretar nada. Se le esperaba en el de Victorino Martín, toro noble pero de embestidas cortas. El torero extremeño no se centró nunca. El toro no era nada del otro mundo, la faena de Miguel Ángel no tomó altura.